Llueve mucho, más, cada vez más… Hay como una […] que va a desmoronarse en el exterior negro…
Todo el amontonamiento irregular y montañoso de la ciudad me parece hoy una planicie, una planicie de lluvia. Por donde quiera que aleje los ojos, todo es color de lluvia, negro pálido.
Tengo sensaciones extrañas, todas ellas frías. Ahora me parece que el paisaje esencial es bruma y que las casas (es lo que) son la bruma que lo vela.
Una especie de anteneurosis de lo que seré cuando ya no sea me hiela cuerpo y alma. Una especie de recuerdo de mi muerte futura me escalofría desde dentro. En una niebla de intuición, me siento materia muerta, copa bajo la lluvia, gemido por el viento. Y el frío de lo que no sentiré muerde al corazón actual.