Pensar, aun así, es hacer. Sólo en el devaneo absoluto, donde nada de activo interviene, donde por fin hasta nuestra conciencia de nosotros mismos se /atolla/ en un lodazal -sólo ahí, en ese tibio y húmedo no-ser, la abdicación de la acción se consigue de manera competente.
No querer comprender, no analizar… Verse como a la naturaleza; mirar a sus impresiones como a un campo -la sabiduría es esto.
(¿1914?)