Desearía construir un código de inercia para los superiores de las sociedades modernas.
– La sociedad se gobernaría espontáneamente y a sí propia, si no contuviese gente de sensibilidad e inteligencia. Crean que es la única cosa que la perjudica. Las sociedades primitivas tenían una feliz existencia más o menos así.
Es una pena que la expulsión de los superiores de la sociedad tendría para ellos el resultado de morir, porque no saben trabajar. Y quizás muriesen de tedio, por no haber espacios de estupidez entre ellos. Pero yo hablo desde el punto de cura [239] de la felicidad humana.
Cada superior que se manifestase en la sociedad sería expulsado a la isla […] de los superiores. Los superiores serían alimentados, como animales enjaulados, por la sociedad normal.
Creedme: si no hubiese gente inteligente que tomase nota de los malestares humanos, la humanidad no se daría cuenta de ellos. Y las criaturas de sensibilidad hacen sufrir a los demás por simpatía.
Mientras tanto, visto que vivimos en sociedad, el único deber de los superiores es reducir al mínimo su participación en la vida de la tribu.
No leer periódicos, o leerlos sólo para saber lo que de poco importante y curioso sucede: no, nadie imagina la voluptuosidad que arranco al noticiario sucinto de provincias. Los meros nombres me abren puertas a lo indefinido.
El supremo estado honroso para un hombre superior es no saber quién es el jefe de Estado de su país, o si vive en una monarquía o en una república.
– Toda su actitud debe ser situar al alma de modo que el paso de ¡as cosas, de los acontecimientos, no le incomode. Si no lo hace, tendrá que interesarse por los demás, para ocuparse [240] de sí mismo.
(¿1914?)