De mi abstención de colaborar en la existencia del mundo exterior resulta, entre otras cosas, un fenómeno psíquico curioso.
Al abstenerme interiormente de la acción desinteresándome de las cosas, consigo ver al mundo exterior, cuando reparo en él. Con una objetividad perfecta. Como nada interesa o conduce a tener razón para alterarlo, no lo altero.
Y así consigo (…)