La búsqueda de la verdad -sea la verdad subjetiva del convencimiento, la objetiva de la realidad o la social del dinero y del poder- trae siempre consigo, si en ella se emplea quien merece premio, el conocimiento último de su inexistencia. El premio gordo de la vida les toca solamente a los que han comprado por casualidad.
El arte tiene valor porque nos saca de aquí.