¿Qué me pesa que nadie lea lo que escribo? Lo escribo para distraerme de vivir, y lo publico porque el juego tiene esa regla. Si mañana se perdiesen todos mis escritos, tendría pena pero, creo con verdad, no una [395] pena violenta y loca como sería de suponer, puesto que en todo esto iba toda mi vida. […]
La gran tierra que cuida todos los montes cuidaría, menos maternalmente, esos papeles. No importa nada, y estoy convencido de que hubo quien viese la vida sin una gran paciencia para ese hijo […] y con gran deseo del sosiego de cuando, en fin, se haya ido a dormir.