La vida puede ser sentida como una náusea en el estómago; la existencia de la propia alma, como una molestia muscular. La desolación del espíritu, cuando se la siente agudamente, produce mareas, desde lejos, en el cuerpo, y duele por delegación.
Soy consciente de mí en un día en que el dolor de ser consciente es, como dice el poeta,
languidez, mareo y angustioso afán [272]
16-7-1930.