La inacción consuela de todo. No hacer nos lo da todo. Imaginar es todo, siempre que nada tienda a la acción. Nadie puede ser rey del mundo más que en sueños. Y cada uno de nosotros, si de verdad se conoce, quiere ser rey del mundo.
No ser, pensando, es el trono. No querer, deseando, es la corona. Tenemos lo que abdicamos, porque lo conservamos, soñado, intacto.