Ha sido siempre con disgusto como he leído en el diario de Amiel las referencias que recuerdan que publicó libros. La figura se rompe allí. Si no fuera por eso, ¡qué grande!
El diario de Amiel me duele siempre por mi culpa.
Cuando llegué a ese punto en el que dice que sobre él descendió el fruto del espíritu como «la conciencia de la conciencia», sentí una referencia directa a mi alma.
(Posterior a 1915.)