– ¿Qué tienen que ver los ingleses en todo esto?
– Los ingleses lo siguen a usted, naturalmente. ¿No está cansado de que lo echen de todas partes?
– ¿Desde cuándo me siguen?
– No se haga el misterioso. Ya es el tercer papel que entrega en las embajadas argentinas. El primero en Bruselas, el segundo en Bonn, el tercero en Berna.
– Son peticiones contra la dictadura. Voy a las manifestaciones y entrego el mensaje.
– Ya sé. Tengo las copias y las estamos decodificando.
– No me haga reír.
– Muy bien, su cena terminó aquí, estimado. Pero no crea que se va a ir de Suiza sin entregarme su contacto.
– La verdad, no sé de qué habla.
– De acuerdo. No le pregunté qué nombre usa en esta misión, pero ya no tiene importancia: cuando encuentren su cadáver me voy a enterar por los diarios.