DIOS SALVE A LA REINA
Mr. Alfred Burnett, embajador de Gran Bretaña
El cónsul se quedó un rato inmóvil, con la mirada fija en el papel. El era el único argentino conocido en cinco mil kilómetros a la redonda. Bruscamente se dio cuenta de que Mister Burnett no volvería a llamar al Chase Manhattan Bank para autorizar el pago de su sueldo que llegaba todavía a nombre de Santiago Acosta.