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– ¡Basta de tanto misterio! -les increpó Jaime al cabo de unos minutos de silencio-. Explicadme de una vez qué está pasando. ¿Qué es esa historia de una guerra secreta? ¿Quién es el enemigo?
Karen y Kepler intercambiaron una mirada y, luego de una pausa, ella transmitió a Kepler un gesto afirmativo y se dispuso a hablar.
– Ya conoces los ideales que nos mueven. -Karen se había incorporado en la silla, acercándose a Jaime a través de la mesa como en un esfuerzo físico por comunicarse-. Estamos contra la imposición y contra el dogmatismo. Estamos a favor del libre criterio de la persona para aceptar o rechazar las enseñanzas que nuestros Buenos Hombres imparten, porque cuando dicha persona alcance el suficiente grado de desarrollo espiritual, las aceptará sin problemas.
»En realidad es la forma en la que mucha gente se relaciona con las grandes religiones a las que se suscribe por cultura familiar o de entorno. Toman lo que su razón o lo que su espíritu, que es sabio por lo mucho que ha vivido en vidas anteriores, les permite creer. Son muchos los que en nuestro tiempo ya no aceptan más dogmas incuestionables.
– Pero también existe la tendencia contraria, y aparece tanto en pequeñas sectas como en grandes religiones. -Kevin continuo la explicación de Karen-. La que es intolerante y no acepta que otros piensen distinto. Creen que poseen la verdad absoluta y combaten cualquier opinión distinta o cualquier disidencia.
– ¿Y qué tiene que ver eso con la guerra en la que se supone estoy involucrado?
– Existen grupos de intereses, que funcionan tipo mafia o camuflados como religión o secta y que persiguen obtener el poder v la riqueza material; nos enfrentamos a uno de esos grupos y es muy poderoso. Se trata de un grupo integrista radical que es facción de una de las religiones cristianas nacidas aquí, en Estados Unidos, y que opera de forma abierta y pública.
»De por sí, la religión aludida no tiene nada censurable, aparte de ciertas tendencias supremacistas blancas y misóginas, y una de sus características es una fuerte autoayuda entre sus miembros y la búsqueda de parcelas de poder que luego usa para su propia promoción o la de sus fieles. Dicha religión tiene una facción radical e integrista que opera de forma secreta y se autodenomina Guardianes del Templo. Se consideran la esencia pura de su religión. Para ellos el fin justifica cualquier medio que se use, incluido el asesinato.
– ¿Tienen conexiones políticas?
– Sí, pero lo ocultan. Creemos que están relacionados con grupos de extrema derecha. Están cercanos a grupos paramilitares tales como la Milicia Norteamericana y firmarían sin ningún problema el lema de John Trochmann, fundador de la Milicia de Montana, de «Dios, valor y armas». Son cristianos fundamentalistas, adoran las armas, les encanta usarlas y están radicalmente en contra del gobierno de la nación tal como existe hoy.
A Jaime le costaba asimilar todo aquello. Desvió su mirada de la de Kevin, contempló de nuevo el soleado y relajante paisaje y, apoyándose en el respaldo de su silla, se dio cuenta de que involuntariamente estaba alisándose el pelo hacia atrás con la mano. Su lenguaje corporal traicionaba su perplejidad.
– ¿Y qué tenemos que ver los cátaros con ellos? -preguntó intentando recuperar la apariencia de control-. ¿Por qué dices que estamos enfrentados?
– Porque los Guardianes representan lo opuesto de lo que nosotros defendemos; representan la barbarie contra la cual hay que luchar, la sinrazón y la brutalidad, pero lo peor es que pretenden controlar la Davis Communications. Y están muy cerca de conseguir su propósito. Si lo logran, controlarán el conglomerado de comunicaciones más importante del mundo, aparte de una «fábrica» de comunicación de ideas e ideologías fabulosa. -Kevin había retomado su estilo de predicador iluminado, pero esta vez, en lugar de molestar a Jaime, éste se encontró asumiendo la angustia y la urgencia que le transmitía-. El poder de la Corporación puesto al servicio de la política, puede decantar la balanza entre dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, tendría un peso definitivo en la elección de senadores y congresistas y lograría la aprobación o revocación de leyes. Y naturalmente también sería usado cual misionero para propagar sus ideas éticas y religiosas.
»El control de la Corporación por los Guardianes representaría una catástrofe en cuanto a la evolución de la conciencia del hombre hacia tendencias más tolerantes y hacia su perfección. La humanidad retrasaría su desarrollo muchos años, quizá siglos como ocurrió con la desaparición de los cátaros en el siglo xiii.
»Son las mismas fuerzas retrógradas que vencieron entonces, sólo que puestas en clave de nuestro tiempo. Es de nuevo la lucha del mal contra el bien, del Dios malo contra el Dios bueno, de la oscuridad contra la luz. Otra vez se plantea la misma guerra. Y esta vez estamos dispuestos a ganar.
– ¿Y cómo sabéis vosotros todo eso?
– Porque desde hace tiempo vigilamos la Corporación y a los Guardianes del Templo. Logramos infiltrar hermanos cátaros en los Guardianes y conocemos sus planes y muchos de sus pasos. Por eso debemos operar en secreto, para proteger a nuestros hermanos infiltrados y porque los Guardianes son peligrosos y no dudarán en usar cualquier método para eliminar a la oposición.
– ¿Saben que los vigiláis? -Ahora Jaime sentía una curiosidad imparable.
– Creemos que no. En todo caso, pronto sabrán que tienen alguien que se les opone. Entonces será cuando peligremos.
– ¿Quiénes son los Guardianes del Templo en la Corporación?
– Tenemos algunos identificados; por ejemplo, Paul Cochrane, vicepresidente de los estudios Eagle, es uno de ellos. Hemos podido comprobar que ha introducido dentro de su área de producción a muchos de sus hermanos guardianes. La seguridad del edificio central también está infiltrada. Nick Moore, el jefe de seguridad, sus tres oficiales de turno y muchos de sus guardas pertenecen a los Guardianes.
»Entre los Pretorianos de Davis no hemos podido identificar a ninguno, luego puede ser un área limpia. Pero estamos seguros de que
existen muchos más escondidos en otros lugares de la Corporación. Uno de ellos es tu jefe, Charles White, presidente de Auditoría y Asuntos Corporativos.
– ¿Mi jefe? -exclamó Jaime sorprendido-. ¿Tenéis pruebas?
– Sí, pero acepta nuestra palabra ahora; las pruebas vendrán luego.
– ¿Y cómo opera esa gente? ¿Cuál es su plan para controlar la Corporación?
– El eje que han formado en Producción-Auditoría les permite desviar cantidades muy importantes de dinero, camufladas tanto en sobrepagos a miembros de la secta que actúan o trabajan en las producciones como en bienes y servicios comprados a compañías que pertenecen a los Guardianes. Los compradores que pertenecen a la secta son auditados por los auditores que pertenecen a la secta. Luego se pueden saltar las normas y los controles internos de contratación y pagos.
»Tú y tu equipo no podéis detectar nada, porque tu jefe te ha dado sólo responsabilidades en el área de distribución y ninguna en producción.
– Entonces mi ex compañero Daniel Douglas, al controlar el área de producción, tiene que ser uno de ellos.
– Sí, es uno de la secta.
– Luego Linda Americo, su subordinada y ex amante, debe de conocer todo lo que ocurre. -Jaime notaba cómo de pronto su mente encadenaba hechos y empezaba a trabajar más rápido de lo que él era capaz de expresarse-. No sólo eso. No entiendo la situación de Linda a no ser que también sea una guardián. Y si es de la secta, ¿cómo se explica que hiciera expulsar a Douglas de la Corporación? Aunque su relación amorosa se hiciera insoportable, aunque le hubiera prometido un nuevo ascenso y no lo cumpliera. ¿Por qué razón pondría en peligro el negocio de la secta eliminándolo? Y sabiendo el poder que la secta de los Guardianes tiene en la Corporación, ¿cómo se atrevió a atacar a Douglas? i finalmente ¿cómo pudo ella ganar y conseguir que la Corporación lo echara a él?