Cogiéndola de la mano, le aconsejas que pose sus pies sobre una piedra.
Ella lanza un grito.
¿Qué pasa?
Me he torcido un pie.
Con sus zapatos de tacón alto, no hay manera de caminar por la montaña.
Pero no voy calzada para caminar por la montaña.
Pero, ya que estás en la montaña, ¡prepárate para sufrir!