La moza Lin Taiyü, en Sueño de la cámara roja, pertenecía también a la Escuela de Autoexpresión al decir: "Cuando un poeta presenta un buen verso, no importa si los tonos musicales de las palabras caen o no en el patrón establecido".
En su amor por los sentimientos genuinos, la Escuela de Autoexpresión tiene un desprecio natural por los adornos del estilo. Por ende, es siempre partidaria del sabor puro y suave en la literatura. Acepta el principio de Mencio de que "la única meta del escritor es la expresividad".
La belleza literaria es sólo expresividad.
Los peligros de esta escuela consisten en que el estilo del escritor degenere en chatura (Yüan Chunglang), o que el escritor cobre excentricidad en sus ideas (Chin Shengt'an), o que sus ideas difieran violentamente de las de las autoridades establecidas (Li Chowu). Por eso fue tan odiada por los críticos confucianos la Escuela de Autoexpresión. Pero, en rigor de verdad, estos escritores originales fueron quienes salvaron el pensamiento y la literatura chinos de la uniformidad absoluta y la muerte. Han de ser reconocidos en lo que valen dentro de pocas décadas.
La literatura ortodoxa china tendía expresamente a manifestar las mentes de los sabios y no las mentes de los autores y, por lo tanto, estaba muerta; la escuela shingling de literatura tiende a expresar las mentes de los autores y no las mentes de los sabios, y por lo tanto está viva.
Hay un sentido de dignidad e independencia, en los escritores de esta escuela, que les impide salirse de su camino para decir cosas que asombren a la gente. Si ocurre que Confucio y Mencio han estado de acuerdo con ellos, y si su conciencia presta aprobación, no se esforzarán por disentir con los sabios; pero si su conciencia desaprueba, no cederán a Confucio y a Mencio el derecho de paso. No se les puede sobornar con oro ni amenazar con el ostracismo.
La literatura genuina no es más que una sensación de extrañeza y de maravilla frente al universo y la vida humana.
Quien mantenga su visión cuerda y clara tendrá siempre esta sensación de extrañeza, y, por lo tanto, no necesitará torcer la verdad para hacerla parecer extraña y maravillosa como el universo. Las ideas y puntos de vista de los escritores de esta escuela parecen siempre tan nuevos y extraños, solamente porque los lectores están acostumbrados a la.visión falseada.
Las debilidades del escritor son las que le ganan el cariño de un crítico hsingling. Todos los escritores de la escuela hsingling están en contra de la imitación de los antiguos o los modernos, y en contra de una técnica literaria de reglas fijas. Los hermanos Yüan creían en "dejar que la boca y la muñeca vayan solas, de lo que resulta naturalmente la buena forma", y sostenían que "lo importante en literatura es la autenticidad". Li Liweng creía que "lo importante en literatura es el encanto y el interés". Yüan Tsets'ai creía que "no hay técnica para escribir". Uno de los primeros escritores Sung, Huang Shanku, creía que "las líneas y la forma de escribir se producen tan accidentalmente como los agujeros en la madera minada por los insectos".
e) el ESTILO FAMILIAR.
Quien escribe en estilo familiar es como quien habla desabrochado. Expone completamente sus debilidades y, por lo tanto, desarma a los demás.
La relación entre el escritor y el lector no debe ser la que hay entre el austero maestro de escuela y sus alumnos, sino la que existe entre amigos familiares. Sólo de este modo se puede generar tibieza.
Quien teme usar un "yo" en lo que escribe no será jamás un buen escritor.
Me gusta más un mentiroso que quien dice la verdad, y un mentiroso indiscreto más que otro discreto. Sus indiscreciones son signos de que ama a sus lectores.
Confío en un tonto indiscreto y desconfío de un abogado.
El tonto indiscreto es el mejor diplomático de una nación. Gana el corazón de la gente.
Para mí, la mejor revista sería una revista quincenal, oral: reuniríamos en una habitación pequeña a un grupo de buenos conversadores, para dejarles charlar juntos una vez cada dos semanas. Los "lectores" escucharían esas charlas, unas dos horas por vez. Sería como tener una buena conversación nocturna.
Y después de ella el "lector" se iría a la cama, y a la mañana siguiente, cuando se levantase para atender sus deberes como empleado de banco o contador o director de escuela, sentiría que el sabor de la charla de la noche pasada todavía persiste junto a sus mejillas.
Hay restaurantes para dar grandes comidas en salones con espejos de marcos dorados, y hay pequeños restaurantes apropiados para beber un poco. Todo lo que yo quiero es reunir dos o tres amigos íntimos y beber un poco, y no ir a las comidas de gente rica e importante. Pero el placer que tenemos en un pequeño restaurante, al comer y beber y charlar y burlarnos unos de otros, y volcar copas y derramar vino sobre los trajes, es algo que no comprenden las gentes que van a los grandes banquetes, y que ni siquiera pueden echar de menos.
Hay jardines y mansiones de hombres ricos, pero también hay chozas en las montañas. Aunque a veces estas casitas de las montañas están amuebladas con gusto y refinamiento, la atmósfera es muy distinta de la que hay en las mansiones de los hombres ricos, con puertas bermejas y ventanas verdes y un batallón de sirvientes y mucamas. Cuando uno pasa la puerta no escucha el ladrido de perros fieles ni ve la cara de pretenciosos mayordomos y porteros, y al salir no ve un par de "impúdicos leones de piedra" junto al portal. La situación ha sido perfectamente descrita por un autor del siglo XVII: "Es como si Chou, Ch'eng, Chang y Chu ( [75]) estuvieran sentados y haciéndose reverencias mutuas en el Salón de Fuhsi y de pronto entraran Su Tungp'o y Tung-fang Su, semidesnudos y descalzos, y comenzaran a golpearse las manos y a cruzarse bromas. Los curiosos quedarían pasmados seguramente, pero estos caballeros se mirarían uno al otro en silenciosa comprensión."
f) ¿QUÉ ES LA BELLEZA?
Lo que se llama belleza en la literatura y belleza en la cosa, depende en grado sumo del cambio y del movimiento y se basa en la vida. Lo que vive tiene siempre cambios y movimientos, y lo que tiene cambios y movimientos tiene naturalmente belleza. ¿Cómo puede haber reglas fijas para la literatura o para escribir, cuando vemos que los picachos y las gargantas y los arroyos de la montaña poseen una belleza de lo díscolo y lo áspero muy superior a la de los canales, pese a estar formados sin los cálculos de un arquitecto? Las constelaciones de estrellas son la wen o literatura de los cielos, y las famosas montañas y los grandes ríos son la wen o literatura de la tierra. Sopla el viento y las nubes cambian y ya tenemos el diseño de un brocado; llega la helada y caen las hojas y ya tenemos el color del otoño. Pero, ¿piensan alguna vez las estrellas, que describen sus órbitas en el firmamento, en cómo las aprecian los hombres de la tierra? Y, sin embargo, el Perro y el Pastor en el cielo son percibidos por nosotros gracias a un accidente. La corteza de la tierra se encoge y estira y levanta montañas y cava hondos mares. ¿Creó conscientemente la tierra las Cinco Montañas Sagradas para que las veneráramos? Y, sin embargo, las Montañas T'aihua y las K'uenluen se alzan con su ritmo magnífico y la Doncella de Jade y el Niño Duende están a nuestro alrededor en picos pasmosos, aparentemente para que los gocemos. No son más que pinceladas libres y al descuido hechas por el Creador, el gran maestro de Arte. ¿Acaso las nubes, cuando zarpan de las cimas de las colinas y enfrentan el latigazo de furiosos vientos de montaña, tienen tiempo para pensar en sus enaguas y sus chales, para que los miremos nosotros? Y, sin embargo, se conciertan como una obra maestra de la literatura, ora iguales a las escamas de un pez, ora como el dibujo del brocado, ora como perros a la carrera y leones rugientes o un fénix danzante y unicornios encabritados.