Jamás se aprende nada de un libro si se odia al autor. ¡Ojalá los maestros de escuela tuvieran presente este hecho! El carácter de un hombre es en parte innato, y también lo es su estilo. La otra parte no es más que contaminación.
Un hombre sin un autor favorito es un alma perdida. Sigue siendo un óvulo sin impregnar, un pistilo sin fertilizar. El autor favorito, o el amante literario, es polen para el alma.
Para todo hombre existe en el mundo un autor favorito, sólo que muchos no se toman el trabajo de buscarlo.
Un libro es como un cuadro de la vida o de una ciudad. Hay lectores que miran cuadros de Nueva York o París, pero jamás ven a Nueva York o París. El hombre sabio lee libros, pero también la vida misma. El universo es un gran libro y la vida una gran escuela.
El buen lector vuelve al revés y al derecho a un autor, como el mendigo que da vuelta su chaqueta en busca de pulgas.
Algunos autores provocan a sus lectores constantemente, y placenteramente, como al mendigo las pulgas de su chaqueta. Una picazón es una gran cosa.
El mejor medio de estudiar cualquier tema es comenzar a leer libros tomando un punto de vista desfavorable con respecto al tema. De ese modo es seguro que no se aceptarán engañifas. Después de leer un autor que no es favorable al tema, el lector está mejor preparado para leer autores que le son favorables. Así es cómo se puede desarrollar una mente crítica.
El escritor tiene siempre un interés instintivo por las palabras como tales. Cada palabra tiene una vida y una personalidad, que generalmente no registra el diccionario.
Un buen diccionario es siempre bueno de leer.
Hay dos minas del idioma, una nueva y una vieja. La vieja mina está en los libros y la nueva en el idioma de la gente común. Los artistas de segunda categoría excavan las viejas minas, pero sólo los artistas de primera calidad pueden obtener algo de la mina nueva. La ganga de la mina vieja ya está refinada, pero no lo está la de la mina nueva.
Wang Ch'ung (27-100 de nuestra era, aproximadamente), distinguía entre "especialistas" y "sabios" y entre "escritores" y "pensadores". Creo que el especialista llega a ser sabio cuando se amplía su conocimiento, y que el escritor se recibe de pensador cuando se ahonda su sabiduría.
Lo que escribe el erudito consiste en frases de otros eruditos, y cuantas más sean las autoridades y fuentes que cite, tanto más erudito parecerá. Lo que escribe el pensador consiste en las ideas de sus propios intestinos, y cuanto más pensador es un hombre tanto más depende de su jugo intestinal.
Un erudito es como el cuervo que alimenta a sus pichones escupiendo lo que ha comido. Un pensador es como un gusano de seda que no nos da hojas de morera sino seda.
Hay un período de gestación de las ideas antes de escribir, como el período de gestación del embrión en la entraña de la madre antes del nacimiento. Cuando nuestro autor favorito ha encendido la chispa en nuestra alma, e iniciado la corriente de ideas vivas, es como la "fecundación". Cuando un hombre corre a la imprenta antes de que sus ideas pasen ese período de gestación, se trata de diarrea, confundida con los dolores del parto. Cuando un escritor vende su conciencia y escribe cosas contrarias a sus convicciones, comete aborto artificial, y el embrión nace muerto. Cuando un escritor siente violentas convulsiones, como una tormenta eléctrica en la cabeza, y no conoce la felicidad hasta que expulsa las ideas de su sistema y las fija en el papel y siente un inmenso alivio, eso es el parto literario. Por eso el escritor siente un afecto maternal por su producto literario, como lo siente la madre por el hijo recién nacido. Por ende, lo escrito es siempre mejor cuando es de uno, y la mujer es siempre más hermosa cuando es la esposa de otro.
La pluma se agudiza con la práctica, como el punzón del zapatero, y adquiere gradualmente la agudeza de una aguja de bordar. Pero las ideas se redondean cada vez más, como las vistas que se advierten cuando se sube de un pico a otro más alto.
Cuando un escritor odia a una persona y piensa tomar la pluma para escribir acerbas invectivas, pero no ha concebido todavía el lado bueno de esa persona, debe dejar otra vez la pluma, porque no está calificado todavía para escribir tales invectivas.
d) la ESCUELA DE LA AÜTOEXPRESIÓN.
La "Escuela de Hsingling", iniciada por los tres hermanos Yüan ( [74]) a fines del siglo XVI, o la "Escuela Kungán", como también se llama (Kungán es el distrito donde nacieron los hermanos), es una escuela de autoexpresión. Hsing significa "la naturaleza personal" y ling significa el "alma" o "espíritu vital".
Escribir no es más que dar expresión a la naturaleza propia de cada uno, o a su carácter y el juego de su espíritu vital. Lo que se ha dado en llamar "estro divino" no es más que el flujo de ese espíritu vital, y es causado, en realidad, por una superafluencia de hormonas en la sangre.
Al mirar el cuadro de un antiguo maestro o al leer a un autor antiguo no hacemos más que contemplar el flujo de su espíritu vital. A veces, cuando 'se seca esta corriente de energía o cuando está uno abatido, hasta lo que escribe el mejor calígrafo o el mejor autor carece de espíritu o de vitalidad.
Este "estro divino" se produce por la mañana, cuando uno ha dormido bien, con dulces sueños, y se despierta por sí solo. Luego de la taza de té matinal, lee uno los diarios y no encuentra noticias perturbadoras, y va lentamente a su estudio y se sienta ante una clara ventana y una mesa limpia, y ve que afuera hay un sol placentero y una brisa gentil. En ese momento puede escribir buenos ensayos, buenos poemas, buenas cartas, pintar buenos cuadros y escribir buenas inscripciones en ellos.
Ese algo que se llama "yo" o "personalidad" consiste en un manojo de miembros, músculos, nervios, razón, sentimientos, cultura, comprensión, experiencia y prejuicios. Es en parte naturaleza y en parte cultura, en parte innato y en parte cultivado. La naturaleza de cada uno está determinada en el momento de nacer, o aun antes. Algunos son naturalmente mezquinos y duros de corazón; otros son naturalmente francos y rectos y caballerescos y bondadosos; y otros son naturalmente flojos y débiles de carácter, o entregados a las preocupaciones. Estas cosas están en la "médula" de cada uno y el mejor maestro o el padre más sabio no pueden modi ficar el tipo de personalidad de cada uno. Otras cualidades se adquieren después de nacer, por la educación y la experiencia; pero en tanto las ideas y los pensamientos y las impresiones provienen de las más diversas fuentes y las más distintas corrientes de influencia en diferentes períodos de la vida, las ideas, prejuicios y puntos de vista presentan una inconsistencia en verdad pasmosa. Hay quienes aman a los perros y temen a los gatos, y quienes aman a los gatos y tienen terror de los perros. Por ende, el estudio de los tipos de personalidad humana es la más complicada de todas las ciencias.
La Escuela de Autoexpresión exige que expresemos por escrito solamente nuestros pensamientos y sentimientos, nuestros amores genuinos, odios genuinos, temores genuinos y caprichos genuinos. Hay que expresar todo esto sin intentar siquiera ocultar lo malo y presentar lo bueno, sin temores de despertar la burla del mundo, y sin miedo de contradecir los sabios antiguos o las autoridades contemporáneas.
Los escritores de la Escuela de Autoexpresión gustan del párrafo más característico de un escritor en un ensayo, de su frase más característica en un párrafo, y de su expresión más característica en una frase. Al describir o narrar una escena, un sentimiento o un hecho, aborda la escena que él mismo ve, el sentimiento que él siente y el hecho tal como lo comprende. Lo que se conforma con esta regla es literatura y lo que no se conforma con ella no es literatura.