De esto, pues, surgen un sentido de la comedia humana y el material mismo de la poesía y la filosofía humanas. El que percibe la muerte percibe un sentido de la comedia humana, y se hace rápidamente poeta. Shakespeare llegó a ser un poeta profundo cuando hizo que Hamiet siguiera el noble polvo de Alejandro "hasta que lo encuentre un agujero de tarugo"; "Alejandro murió. Alejandro fue enterrado. Alejandro vuelve al polvo; el polvo es tierra; de tierra hacemos barro, y ¿por qué con ese barro, en que quedó convertido, no podrán tapar un barril de cerveza?" Al fin y al cabo, no hay en Shakespeare un sentido de la comedia más espléndido que cuando hace que el Rey Ricardo II hable de tumbas, de gusanos y epitafios y del bufón que tiene su corte dentro de la hueca corona que contornea las sienes mortales de un rey, o cuando habla de "un gran comprador de tierras, con sus estatuas, sus reconocimientos, sus multas, sus dobles vales, sus cobranzas", y que con todas sus multas termina siendo "un bello cráneo lleno de tierra". Ornar Khayyam y su contraparte china. Chia Fuhsi (alias Mup'itsé, un oscuro poeta chino), derivaron todo su espíritu cómico y su cómica interpretación de la historia, del mismo sentido de la muerte, porque señalaron los zorros que formaban sus hogares en tumbas de reyes. Y la filosofía china adquirió profundidad y humorismo, por vez primera, con Tschuangtsé, que basó también toda su filosofía en un comentario sobre la vista de un cráneo:
Tschuangtsé fue a Ch'u y vio un cráneo vacío, con su contorno seco y vacío. Lo golpeó con un látigo y le preguntó: "¿Has llegado a esto porque amabas los placeres y vivías desordenadamente? ¿Eras un fugitivo que huía de la ley? ¿Hiciste algo malo que avergonzara a tus padres y tu familia? ¿O padeciste hambre hasta morir? ¿O llegaste a la ancianidad y moriste de una muerte natural?" Después de decir así, Tschuangtsé tomó el cráneo y durmió con él como almohada…
Cuando murió la esposa de Tschuangtsé, Hueítsé fue a expresar sus condolencias, pero encontró a Tschuangtsé sentado en el suelo y cantando una canción, cuyo ritmo marcaba golpeando un cuenco de barro. "¡Qué! Esta mujer ha vivido contigo y te ha dado hijos. Por lo menos, no debieras abstenerse de llorar cuando muere su anciano cuerpo. ¿No es demasiado, acaso, que golpees ese cuenco y cantes?"
Tschuangtsé respondió: "Estás en error. Cuando murió, no pude dejar de sentirme triste y emocionado, pero reflexioné que en un comienzo 'ella no tuvo vida, y no solamente vida, que tampoco tuvo forma corpórea; y no solamente forma corpórea, que tampoco tuvo espíritu. Tomada por esta afluencia siempre cambiante de las cosas, llegó a ser espíritu, el espíritu se^-o cuerpo, y el cuerpo tuvo vida. Ahora ha cambiado otra vez y ha muerto, y al hacerlo se ha sumado a la eterna procesión de primavera, verano, otoño e invierno. ¿Por qué he de hacer yo tanto ruido, y llorar, y lamentarme por ella, cuando su cuerpo está allí quieto, en la casa grande? Eso sería no poder comprender el curso de las cosas. Por eso es que dejé de llorar."
Así veo que la poesía y la filosofía comenzaron con el reconocimiento de nuestra mortalidad y un sentido de cómo es pasajero el tiempo. Este sentido de lo pasajero del tiempo respalda a toda la poesía china, así como a buena parte de la poesía occidental: el sentimiento de que la vida es esencialmente sólo un sueño, mientras remamos, remamos en nuestro bote, río abajo, al atardecer de un hermoso día; que las flores no pueden florecer siempre, que la luna crece y disminuye, y que la vida humana misma se une a la eterna procesión de los mundos de las plantas y los anímales, por cuanto nace, crece hasta la madurez y muere para dejar lugar a otros. El hombre empezó a ser filosófico sólo cuando vio la vanidad de esta existencia terrena. Tschuangtsé dijo que una vez soñó que era una mariposa, y mientras estaba en este sueño sentía que podía agitar sus alas, y que todo era real, pero al despertar comprendió que era Tschuangtsé, y que Tschuangtsé era real. Entonces pensó y ponderó qué era lo verdaderamente real, si en verdad era Tschuangtsé que soñaba ser una mariposa, o en verdad una mariposa que soñaba ser Tschuangtsé. La vida, pues. es en verdad un sueño, y los seres humanos somos como viajeros que flotamos por el eterno río del tiempo, que embarcamos en cierto punto y desembarcamos en otro, a fin de dejar lugar a quienes, río abajo, esperan subir a bordo. La mitad de la poesía del mundo se habría perdido si no sintiéramos que la vida es un sueño, o un viaje con pasajeros transitorios, o simplemente un escenario en que los actores rara vez comprenden que están representando sus papeles. Así escribía un estudioso chino, Liu Tasheng, a su amigo:
De todas las cosas del mundo, aquella en que somos más serios es la de ser un funcionario, y la que llamamos más frivola es la de ser un actor en una pieza teatral. Pero creo que esto es una tontería. He visto a menudo en el escenario cómo los actores cantan y lloran y se enojan y hacen bromas, creyendo que son personas reales. Pero lo real en una obra no son los viejos caracteres que asi se representan, sino los actores que los representan. Todos tienen padres, esposas e hijos, todos quieren alimentar a sus padres, esposas e hijos, y lo hacen cantando, llorando y riendo y enojándose y dirigiéndose bromas. Son los verdaderos personajes antiguos que tratan de retratar. También he visto cómo algunos de estos actores, que llevan una gorra y una capa de funcionario, y por estar en sus papeles creen ser verdaderos funcionarios, lo creen tanto que piensan que nadie en el mundo sospechará jamás que están representando. No comprenden que mientras se saludan y reverencian uno al otro, y se sientan y hablan y miran a su alrededor, y hasta cuando son los dignos funcionarios ante quienes tiemblan los prisioneros, son solamente actores que con sus cantos y sus llantos y sus risas y sus enojos y sus bromas tratan de alimentar a sus padres, esposas e hijos. ¡Gran desgracia es que haya gentes que se apeguen a cierta obra, a cierto papel, a cierto texto y cierto acento o estilo de enunciación, hasta que todo el don-de sus intestinos y órganos internos (vale decir, instintos y emociones) esté dominado por la obra, sin comprender una sola vez que son realmente actores!
IV. DE TENER ESTOMAGO
Una de las consecuencias más importantes del hecho de ser animales es que tenemos ese pozo sin fondo llamado estómago. Este hecho ha prestado color a toda nuestra civilización. El epicúreo chino Li Líweng escribió una protesta contra este pozo sin fondo, en la nota que hace de prefacio a la sección sobre comidas de su libro del arte general de vivir.
Veo que los órganos del cuerpo humano, el oído, el ojo, la nariz, la lengua, las manos, los pies y el cuerpo, tienen todos una necesaria función, pero los dos órganos que son totalmente innecesarios pero con los que estamos de todos modos dotados son la boca y el estómago, que causan todas las preocupaciones y los males de la humanidad a través de las edades. Con esta boca y este estómago, el problema de conseguir el sustento se hace complicado, y cuando el problema del sustento se complica aparecen la astucia y la falsedad y la deshonestidad en los asuntos humanos. Con la aparición de la astucia y la falsedad y la deshonestidad en los asuntos humanos, llega el derecho criminal, de manera que el rey no puede proteger con su misericordia, los padres no pueden complacer su amor, y hasta el bondadoso Creador se ve obligado a ir contra Su voluntad. Todo esto proviene de un poco de falta de previsión, por Su parte, en Su diseño del cuerpo humano en el momento de la creación, y es la consecuencia de tener nosotros estos dos órganos. Las plantas pueden vivir sin boca ni estómago, y las rocas y la tierra tienen su ser sin alimento alguno. ¿Por qué, entonces, se nos ha de dar una boca y un estómago, y dotar de estos dos órganos de sobra? Y aun cuando se nos tuviera que dotar de estos órganos, Él podría habernos hecho posible extraer nuestra nutrición, como lo hacen peces y moluscos, de las aguas, o el grillo y la cigarra del rocío, pues todos ellos pueden obtener su crecimiento y su energía de esa manera, y nadar o volar o Saltar o cantar. Si as; hubiera sido, no habríamos tenido que luchar en esta vida, y las penas de la humanidad habrían desaparecido. Por otra parte, no sólo nos ha dado Él estos dos órganos, sino que nos ha dotado también de múltiples apetitos o deseos, además de hacer el pozo sin fondo, de modo que es como un valle o un mar que jamás puede ser colmado. La consecuencia es que trabajamos en nuestra vida con la energía de los otros órganos, a fin de atender inadecuadamente a las necesidades de estos dos. He pensado en este asunto una y otra vez, y no puedo dejar de culpar al Creador. Sé, claro está, que Él debe haberse arrepentido de Su error también, pero ahora piensa sencillamente que ya nada puede hacerse, por cuanto el diseno o patrón está fijado. ¡Cuan importante es para los hombres ser cuidadosos en el momento de concebir una ley o una institución!