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Según Yüan, ciertas flores se acompañan por ciertas flores como si fueran sus menores o "mucamas" en un jarrón. Como las doncellas personales que atendían a una dama durante toda su vida eran una institución en la vieja China, se llegó a la noción de que las damas hermosas parecían perfectas cuando tenían al lado a sus bonitas doncellas, como accesorios necesarios. Tanto las damas como las doncellas debían ser hermosas, pero hay un je ne sais quoi que marca la distinción de la belleza entre la doncella y su ama. Las doncellas que no estaban en armonía con sus amas eran como establos que no hacen juego con la casa principal. Llevando la idea a las flores, Yüan vio que, como "doncellas" en su jarrón, las flores de ciruelo deben tener camelias, el hait'ang debe tener flores de manzano y lilas, la peonía debe tener rosas, la peonía albiflora debe tener margaritas y girasoles de Szechuen, la flor de granado debe tener mirtos rizados e hibiscus syriacus, el loto debe tener lirios blancos, la casia debe tener hibiscus mutabilis, el crisantemo debe tener "haif ang de otoño", y el ciruelo de invierno debe tener narcisos. Cada doncella es exquisita a su modo, y todas difieren en sus encantos voluptuosos o elegantes, como sus amos. No es que se pretendiera disminuir a estas flores-doncellas, pues eran comparables a las famosas doncellas de la historia: etéreo hasta lo más profundo el narciso, como Liang Yüch'ing, la doncella de la Hilandera en el cíelo; la camelia y la rosa frescas y juveniles como las doncellas Hsiangfeng y Chingwan de las familias Shih y Yang (de la Dinastía Chin); la flor de shuntan limpia y "romántica" como la doncella de la trágica monja-poetisa Yü Hsüanch'i; grácil la lila, fresco el lirio blanco, y tímido el "hait'ang de otoño", pero con el sabor de un poco de pedantería, como la doncella de Cheng K'anch'- eng (estudioso de la Dinastía Han y profuso comentador de clásicos confucianos). ( [45])

Atenido a su idea central de que todo el que logre resultados notables en una línea, aunque sea en jugar al ajedrez, debe amarla hasta el punto de la locura, Yüan desenvuelve la misma idea con respecto al amor a las flores como pasatiempo:

He comprobado que las personas tediosas en su conversación, y poco atractivas al mirarles la cara, son las que no tienen pasatiempos… Cuando las personas de antaño que tenían debilidad por las flores oían decir que había alguna variedad notable, viajaban a través de altas montanas y hondas gargantas en busca de las flores, sin conciencia de la fatiga corporal, del frío amargo o el calor sofocante, de sus cuerpos llenos de barro y su tez resquebrajada. Cuando estaba por abrirse una flor, movían sus camas y sus almohadas para dormir bajo ellas, para mirar cómo pasaban las flores de la infancia a la madurez y finalmente caían y morían. O las plantaban de a miles en sus huertos para estudiar cómo variaban, o guardaban apenas unas pocas en sus cuartos para agotar su interés. Algunos podían decir qué tamaño tenían las flores con sólo oler sus hojas, y algunos podían decir, por las raíces, el color de las flores. Estas eran las personas que amaban verdaderamente a las flores y que en realidad tenían debilidad por ellas.

Con respecto al "goce" (o shang) de las flores, se ha señalado especialmente que:

Gozarlas con el té es lo mejor; después, gozarlas con la conversación, y tercero, gozarlas con el vino. En cuanto a todas las formas de ruidoso comportamiento y de parloteo vulgar y común, son un insulto para el espíritu de las flores. Debería uno sentarse, quieto y callado como un tonto, antes que ofenderlas. Hay un lugar y un momento adecuados para el goce de las flores, y gozar de ellas sin respeto por las circunstancias debidas seria un sacrilegio. En la estación fría se debe gozar de las flores al comenzar una nevada, o cuando se ha despejado el cielo después de nevar, o durante la luna creciente, o en una habitación tibia. Se debe gozar de las flores en la estación templada (primavera) en un día claro o en un día levemente frío, en un salón hermoso. Las flores de verano deben ser gozadas después de la lluvia, en una brisa refrescante, a la sombra de árboles bellos, debajo de los bambúes, o en una terraza con estanque. Las flores de la estación fresca (otoño) deben ser gozadas bajo una luna fresca, al atardecer, al borde de un salón con piso de piedra, en el musgoso sendero de un jardín o en las vecindades de ásperas rocas rodeadas de viejas lianas. Si uno mira a las flores sin parar mientes en el viento y el sol y el lugar, o cuando vagan los pensamientos y no tienen relación con las flores, ¿qué diferencia hay entre ello y ver flores en casas de canciones y tabernas de vino?

Finalmente, Yüan expone las catorce condiciones "placenteras" para las flores, y las "veintitrés" ( [46]) condiciones vergonzosas o humillantes para las flores, que van a continuación:

CONDICIONES QUE COMPLACEN A LAS FLORES

Una ventana clara.

Un cuarto limpio.

Trípodes antiguos.

Tinteros de piedra Sung.

"Ondas de pinos" y sonidos de río.

El amo que ama pasatiempos y poesía.

Un monje de visita que comprende el té.

Un natural de Chichow llega con vino.

Los huéspedes en el cuarto son exquisitos.

Muchas flores abiertas.

Ha llegado un amigo despreocupado.

Copiar libros sobre cultivo de flores.

La tetera canta muy tarde en la noche.

La esposa y las concubinas que corrigen historias de flores.

CONDICIONES HUMILLANTES PARA LAS PLORES

El dueño que recibe huéspedes

constantemente.

Un sirviente estúpido que pone

ramas de más y trastorna el arreglo.

Monjes ordinarios que hablan zen.

Perros que pelean ante la ventana.

Niños cantores de la Calleja de Lientsé.

Tonadas de Yiyang (Kiangsi).

Mujeres feas que recogen flores y

se adornan los cabellos con ellas.

Discutir promociones y descensos

oficiales de la gente.

Falsas expresiones de amor.

Poemas escritos por cortesía.

Flores en plena floración antes de

que uno haya pagado sus deudas.

La familia que pide cuentas.

Escribir poemas consultando diccionarios de la rima.

Libros en mal estado que se dejan al descuido en cualquier parte.

Agentes de Fukien.

Pinturas espúreas de Kiangsu.

Excrementos de ratones y ratas.

Las huellas sucias que dejan los caracoles.

Sirvientes tendidos cerca de las flores.

Cuando se termina el vino después de haber empezado los juegos de vino.

Vecindad de una venta de vinos.

Un trozo de escritura con frases como el "purpúreo aire matinal" (común en las loas imperiales) sobre el escritorio.

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[45] La mucama de Cheng tenia la reputación de hablar el idioma clásico con su culto amo, lo cual equivaldría a decir, en el mundo occidental, que hablaba el latín entre sabios medievales.

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[46] Los autores chinos son, al parecer, indiferentes a la aritmética y los números en general. Después de comparar las mejores ediciones de obras de Yüan, no puedo encontrar todavía las "23" condiciones. En verdad, no importa que las cifras sean correctas. La exactitud matemática sólo preocupa a un alma mezquina.

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