Con su abuelo, sin tener que someterse a los modales y obligaciones que siempre se exigen en el trato con la gente, profundizaba en la historia de la germinación subterránea de las semillas, la ascensión de los tallos, las corolas, los pétalos, los pistilos y los sépalos de las flores. Decidió que, para el próximo verano, sabría ya lo suficiente sobre las familias de las plantas como para poder hacer un herbario.