Tina desapareció por el borde y, segundos después, la cuerda volvió a descender.
– ¡Muévete! -gritó Mac.
Kimberly cogió la cuerda, encontró los asideros y se apresuró a subir a la superficie.
Llegó al borde del pozo a tiempo de ver que un muro de llamas envolvía los árboles y avanzaba hacia ellos.