Para escribir esta novela tuve que investigar un poco. Durante un fin de semana disfruté del privilegio de visitar una vez más la Academia del FBI y conocer ciertos aspectos de la vida en una base de los marines, experiencia que recomiendo encarecidamente a mis lectores. He intentado recrear las instalaciones y la ideología de la Academia, pero debo decir que he recurrido a la imaginación para describir ciertas anécdotas y tradiciones. La Academia es una institución viva sometida a cambios constantes en función del año, las clases y las necesidades del FBI. Cada vez que un agente me hablaba sobre alguna tradición sagrada en sus días de estudiante, otro me confesaba que jamás había oído hablar de nada parecido. Como soy una escritora con tablas, decidí realizar una criba de las diferentes anécdotas, seleccionar las que más me gustaban y narrarlas en esta novela como si fueran ciertas. Esta es mi historia y así quiero contarla.
Disfruté mucho entrevistando a los agentes del FBI, pero debo confesar que me sorprendió la amabilidad de las personas que conocí a través del Instituto Geológico de Richmond (Virginia). Necesitaba hablar con expertos en ciencias naturales y acerté de lleno. Además de mostrarse muy pacientes mientras me explicaban detalladamente cómo analizar una muestra de agua, me proporcionaron una lista de lugares propicios para matar y me llevaron de excursión, junto a mi marido, por los escenarios que me habían recomendado. Les puedo asegurar que, durante semanas, mi marido y yo mostramos una conducta intachable.
A continuación aparece una lista bastante exhaustiva de las personas que tuvieron la amabilidad de hacerme un hueco en sus ajetreadas agendas para responder a mis preguntas. Estas personas me ofrecieron información correcta, así que lo que pueda haber ocurrido después con ellas es solo culpa mía.
En primer lugar, los expertos en la Tierra:
Jim Campbell, jefe de Subdistrito, Instituto Geológico de EE. UU.
David Nelms, hidrólogo, Instituto Geológico de EE. UU.
George E. Harlow, Jr., P. G., hidrólogo, Instituto Geológico de EE. UU.
Randall C. Orndorff, geólogo, Instituto Geológico de EE. UU.
William C. Burton, geólogo, Instituto Geológico de EE. UU.
Wil Orndorff, coordinador para la Protección del Karst, Departamento de Conservación y Recreación de Virginia Wendy Cass, botánica, Parque Nacional de Shenandoah Ron Litwin, palinólogo, Instituto Geológico de EE.UU.
En segundo lugar, los expertos en narcóticos:
Margaret Charpentier.
Celia MacDonnell.
En tercer lugar, los expertos en procesos:
Agente especial Nidia Gamba, FBI, Nueva York Doctor Gregory K. Moffatt, Ph. D., profesor de psicología, Atlanta Christian College.
Jimmy Davis, jefe de policía, Departamento de Policía de Snell, Georgia.
En cuarto lugar, el equipo de apoyo:
Melinda Carr, Diana Chadwick, Barbara Ruddy y Kathleen Walsh, por su inestimable ayuda como correctoras.
Mi marido, Anthony, que esta vez no tuvo que preparar chocolate, aunque le tocó encargarse de una mudanza para que yo pudiera cumplir con el plazo de entrega. Cariño, no cambiemos de casa nunca más.
También deseo dar mis más sinceras gracias a Kathy Sampson, que generosamente compró el libro a su hija Alissa Sampson durante una subasta benéfica para que hiciera un cameo en esta novela. No estoy segura de que sea positivo convertirse en un personaje de mis novelas, pero agradezco la donación de Kathy y espero que Alissa disfrute del libro.
Y finalmente, deseo rendir homenaje a mi abuela, Harriette Baumgartner, que me regaló mis libros de bolsillo favoritos, horneó las mejores galletas de chocolate del mundo y nos enseñó una docena de formas distintas de jugar al solitario. Este libro es para ti, abuela.
Que disfrutéis de la lectura.
Lisa Gardner.