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No has ido a tomar el desayuno al restaurante, desde tu ventana ves cómo se marcha el autocar, todos van de visita a Estocolmo.

Después avanzas por un camino de gravilla que sigue el borde del lago; el sendero está rodeado de césped. Por todos lados encuentras grandes sacos de plástico blanco que seguramente contienen la hierba cortada. Las bolsas blancas están dispuestas a lo largo del camino, sobre la hierba del bosque verde oscuro, parecen objetos irreales. De repente, tienes la sensación de haber entrado en un sueño.

El camino conduce al bosque, el lago ha desaparecido, los árboles son más altos, hay muchos pinos. De pronto oyes los gritos de unos chicos y chicas, te emocionas como si volvieras a tu infancia, pero, por supuesto, sabes que tu infancia ya ha desaparecido para siempre. Te paras a escucharlos, quieres estar seguro de que no es ninguna ilusión y aceleras el paso. Al girar por el sendero, hay un claro en el que se encuentran dos chicas. La mayor lleva un pantalón tejano cortado por encima de la rodilla. Cada una carga un saco grande y seguramente están recogiendo piñas. Algo más lejos, un niño corre de un lado a otro con un cazamariposas en la mano. Las dos chicas se paran a veces; no quieres molestarlas, caminas más despacio. Delante, el niño corre y grita, las chicas lo llaman, pero continúa corriendo sin escucharlas; arrastran las bolsas y van hacia él. Sus voces se alejan poco a poco hasta desaparecer por completo. En el camino, lleno de hierba, ya no hay nadie. Tienes la sensación de percibir todavía indistintamente los gritos de los niños; te paras para prestar atención, pero sólo escuchas el viento que roza el extremo de las ramas de los árboles.

Todavía recuerdas lo que soñaste, la sensación que te produjo acariciar sus pequeños y firmes senos, recuerdas el rostro que te era tan familiar; luego te vino a la cabeza otro de tus sueños. Es curioso, a menudo sueñas lo mismo. Se ha convertido en un verdadero recuerdo para ti, como si la joven hubiera existido de verdad. La ves salir del aula con una compañera, tú debes de ser también un compañero de clase, pero te cuesta acercarte a ella, las chicas jóvenes siempre forman grupos animados, también se relacionan con otros chicos, e incluso con hombres, pero tú no consigues entrar en ese círculo. Recuerdas también que vives en un recinto de varias viviendas, tu familia vive en la parte de atrás, pero te cuesta llegar a casa pasando por la parte delantera, donde vive mucha gente; tienes la sensación de que esa chica también vive allí. Entonces los dos sueños se confunden, la joven vive en una casa vieja y que está al final de una callejuela oscura. La vivienda tiene muchos patios, uno detrás de otro, pero ella vive en el primero, en el ala lateral izquierda una vez se pasa el gran portal. Uno de tus compañeros de escuela también vive allí. Vas a verlo para saber si la familia de la chica todavía vive en el mismo lugar, vas, pero no encuentras al compañero de clase. Eso provoca otros sueños, como recuerdos vagos; cuesta distinguir los sueños de los recuerdos. Te acuerdas de cuando eras pequeño, debías de tener cuatro o cinco años, era durante la guerra, tus padres te llevaron con ellos para huir del enemigo, os instalasteis en una gran vivienda en la que reinaba el desorden, pero, en realidad, estás buscando a la chica de las tetas grandes, recuerdos y sueños se mezclan.

Tu infancia aparece como si la vieras a través del humo, o entre la bruma, sólo ves con nitidez algunos puntos; ¿cómo hacer que vuelvan los hechos que se perdieron en el olvido? Es difícil distinguir lo que vuelve poco a poco; no puedes diferenciar lo que pertenece al recuerdo o a la ficción. Además, ¿los recuerdos son exactos? No hay ninguna relación entre uno y otro, aparecen sin ningún orden, y cuando buscas sus huellas, esos puntos luminosos pierden la intensidad y se transforman en frases; tan sólo puedes reagrupar las palabras para formar frases. ¿Se pueden contar los recuerdos? Tienes serias dudas al respecto, como también dudas de las propias posibilidades de la lengua. Si cuentas tus recuerdos o sueños es porque siempre hay cosas magníficas que brillan y que te traen algo de calor, dulzura, deseo y estímulo, pero ¿las frases?

Recuerdas que realmente había una chica que se sentaba en el mismo pupitre que él en clase, en el mismo banco, una chica de piel muy clara. Un día el lápiz de él se le rompió en medio de un examen; ella se dio cuenta y le acercó su estuche repleto de lápices perfectamente afilados. Desde ese día se fijó en ella, en el camino a la escuela, antes y después de las clases. Una vez tomó del manual de la chica una tarjeta perfumada, y después de la clase, ella se la regaló. Al verlo, sus compañeros se burlaron, «Se quieren, se quieren», eso le hacía ponerse como un tomate, pero, quizá por la excitación que sentía en aquellos momentos, en él la dulzura y la feminidad siempre estuvieron ligadas.

Recuerdas también un sueño que tuviste cuando eras niño: estabas en un jardín repleto de flores, la hierba era muy alta, no la habían cortado, sobre la maleza había una mujer tumbada, un cuerpo blanco, una fría estatua de mármol. Soñó eso después de haber leído La Venus d'Ille, de Mérimée. Dormía con la estatua, abrazado a ella, hacía el amor con ella, sin saber muy bien cómo lo conseguía, pero se encontró la entrepierna mojada. Estaba helado, era invierno, se despertó alborotado.

Piensas en la vieja película en blanco y negro de Bergman, Fresas salvajes, que muestra con todo detalle la angustia de un anciano a punto de morir. Quizá tú también te hayas convertido en un anciano. En otra de sus películas, Gritos y susurros, los tormentos de tres hermanas y de una sirvienta gorda y voluptuosa, tormentos ante la soledad, el deseo sexual, la enfermedad y el miedo a la muerte dejan huella en ti. ¿El arte y la literatura permiten realmente comunicar? En principio, eso no se discute, pero algunos creen que es imposible. Y la literatura china, ¿permite también comunicar? ¿Con quién? ¿Con Occidente? ¿O entre los chinos del continente y los de ultramar? ¿Qué es la literatura china? ¿La literatura tiene fronteras? ¿Cómo se puede definir a los escritores chinos? ¿Los chinos del continente, de Hong Kong, de Taiwan y los que tienen nacionalidad norteamericana son todos chinos? Eso nos conduce a la política, volvamos a la literatura pura. ¿La literatura pura existe? Hablemos pues de literatura: ¿qué es la literatura? Estos son los asuntos que se tratan en esta reunión, que son objeto de interminables discusiones.

Has perdido por completo el gusto por esa polémica sobre la literatura y la política. China está tan lejos ahora, hace tiempo que el Estado te excluyó, ya no necesitas esa etiqueta, sólo utilizas el chino para escribir, nada más.

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Unos autobuses grandes pararon delante del gran edificio de la institución, del que en menos de un mes se habían tirado por la ventana cinco personas. Cerca de cien hombres y mujeres, que formaban el primer grupo que partía al campo, esperaban en filas que el delegado del ejército viniera a dar sus recomendaciones antes de la salida. Cada uno llevaba en el pecho una flor roja de papel, por encargo también del delegado Zhang, que ordenó a los empleados de su oficina que confeccionaran las flores a toda prisa.

La mayor parte de los combatientes de este grupo eran personas mayores. También se encontraban mujeres y hombres en edad de jubilación, a los que se les negó la autorización para jubilarse. También había un hombre de baja por enfermedad, hipertensión en concreto, e incluso un antiguo funcionario de la época de la base revolucionaria de Yan'an, así como un antiguo combatiente que participó en la guerrilla subterránea en la llanura de Hebei. Según «La directiva del 7 de mayo» de Mao, recientemente publicada, cultivar los campos o entrar en un campo de reeducación por el trabajo era una acción gloriosa si se tenía una flor roja de papel en el pecho.

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