Литмир - Электронная Библиотека

No debía hacerlo. Eso la mataría. ¿Pero acaso importaba?

Extendió los dedos y aplastó con ellos el barro. Al instante, el hueco que crearon se llenó de agua putrefacta y hedionda.

Tina agachó la cabeza y bebió como un perro.


88
{"b":"94110","o":1}