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– No lo sé. Simplemente hay algo…, una sensación que tengo de vez en cuando. Pero las sensaciones no son hechos y, teniendo en cuenta mi trabajo, debería tenerlo claro.

– ¿Cambiaría algo si le dijera que tenemos tres pistas más? -preguntó Rainie.

– ¿Cuáles son?

– Agua, algún tipo de residuo y arroz crudo. Creemos que seremos capaces de rastrear el agua y el residuo, pero no tenemos ninguna pista sobre el arroz.

Ahora Ennunzio les miraba con una sonrisa curiosa en el rostro.

– ¿Arroz?

– Crudo y de grano largo. ¿Le dice algo?

– Según dicen, a ese tipo le gustan los terrenos peligrosos, ¿verdad? ¿Las zonas despobladas donde hay pocas posibilidades de que las víctimas sean encontradas por accidente? Oh, es bueno, muy bueno…

– ¿Qué diablos sabe, Ennunzio?

– Sé que en mi juventud me gustaba practicar la espeleología. Y ahora sé que a nuestro sospechoso también le gusta. ¡Deprisa! ¡Tenemos que hacer una llamada!


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