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Mientras V esperaba la llamada para echarla en el correo de voz, Butch recorrió con la mirada a Phury.

– ¿Entonces, te he enseñado mi nuevo traje Marc Jacobs?

– ¿Ha llegado ya?

– Sí, Fritz lo compró más temprano y lo arregló.

– Genial.

Mientras iban a los dormitorios, Butch tuvo que reírse. Era tan culpable como Phury de empezar ese rollo metrosexual. Era gracioso, ya que no había dado una mierda por sus ropas cuando había sido un polizonte. Ahora que estaba con los Hermanos, estaba trabajando su camino en la alta costura y lo amaba. Así que, como Phury, tenía suerte de pelear sucio.

El Hermano estaba acariciando la fina lana negra en una percha y haciendo apropiados "ahhhing" cuando V entró.

– Bella está viva.

Butch y Phury giraron sus cabezas alrededor mientras el traje aterrizaba en el suelo amontonándose.

– Un varón civil fue secuestrado del callejón que hay detrás del Zero-Sum esta noche y llevado hacia un lugar en el bosque con el objeto de alimentar a Bella. La vio. Habló con ella. En cierta forma le dejó escapar.

– Dime que puede encontrar el lugar otra vez -suspiró Butch, consciente de una urgencia sofocante. Y él no era el único en alerta instantánea. Phury se veía tan intenso que no parecía capaz de hablar.

– Sí. Marcó su ruta de escape, desmaterializándose doscientas yardas cada vez hasta que alcanzó la Ruta 22. Me envía por correo electrónico el camino en un mapa. Malditamente listo para un civil.

Butch salió corriendo hacia la sala de estar, dirigiéndose hacia su abrigo y las llaves del Escalade. No se había sacado su pistolera, así que su Glock estaba todavía atrapada bajo su brazo.

Pero V se había puesto entre él y la puerta.

– ¿Dónde vas, hombre?

– ¿Has recibido ese mapa a través de tu correo electrónico ya?

– Detente.

Butch echó una mirada a su compañero de cuarto.

– No puedes salir durante el día. Yo puedo. ¿Por qué infiernos deberíamos esperar?

– Poli -la voz de V se volvió suave-, esto es asunto de la Hermandad. No vas a meterte en esto.

Butch se paralizó. Ah, sí, suspender la operación otra vez.

Seguro, podía trabajar alrededor de su periferia, hacer algún análisis de la escena del delito, poner su materia gris a agitarse sobre los problemas tácticos. Pero cuando la pelea comenzaba, los Hermanos siempre le mantenían fuera del campo.

– Maldita sea, V.

– No. No vas a encargarte de esto. Olvídalo.

Fue dos horas después cuando Phury tuvo bastante información para ir al cuarto de su gemelo. Creía que no había que agitar a Zsadist con la mitad de la historia, y había tomado un rato esbozar un plan.

Cuando golpeó la puerta y no hubo una respuesta, entró y se sobresaltó. El cuarto estaba frío como una nevera de carne.

– ¿Zsadist?

Z yacía en un par de mantas dobladas en la esquina más lejana, su cuerpo desnudo cubierto contra el frío del cuarto. Había una cama suntuosa a no más de diez pies de él, pero nunca había sido usada. Z dormía en el suelo siempre, no importaba donde viviera.

Phury se acercó y se arrodilló al lado de su gemelo. No iba a tocar al varón, especialmente cuando podía pillarle desprevenido. Z probablemente le atacaría.

Dios mío, pensó Phury. Dormido así, toda su cólera disuelta, Z era casi frágil.

Maldición, quita lo de casi. Zsadist siempre había estado tan malditamente delgado, tan terriblemente flaco. Ahora, sin embargo, simplemente era huesos grandes y venas. ¿Cuándo había ocurrido esto? Cristo, durante el rythe de Rhage, todos habían estado desnudos en la Tumba, y Z ciertamente no se había parecido a un esqueleto. De eso habían pasado aproximadamente sólo seis semanas.

Justo antes del secuestro de Bella.

– ¿Zsadist? Espabílate, hermano.

Z se movió, sus ojos negros abriéndose lentamente. Usualmente se despertaba deprisa y con el ruido más leve, pero se había alimentado, así que estaba haragán.

– Ha sido encontrada -dijo Phury-. Bella ha sido encontrada. Estaba viva esta mañana temprano.

Z parpadeó un par de veces, como si no estuviese seguro de si estaba soñando. Luego levantó su torso fuera de la plataforma. Los anillos de los pezones se reflejaron con la luz del vestíbulo mientras se frotaba la cara.

– ¿Qué has dicho? -Preguntó con voz grave.

– Tenemos una confirmación de donde está Bella. Y que está viva.

Z se puso más alerta, su conciencia moviéndose como un tren, reuniéndose deprisa, creando poder por momentos. Con cada segundo su fuerza estaba volviendo de nuevo, la vitalidad cruel surgiendo hasta que ya no se vio débil en absoluto.

– ¿Dónde está? -demandó.

– En una casa de una habitación en el bosque. Un varón civil escapó porque le ayudó a escapar.

Z saltó sobre sus pies, aterrizando ágilmente en el suelo.

– ¿Cómo me acerco a ella?

– El varón que escapó envió a V por correo electrónico las instrucciones. Pero…

Z se dirigió hacia su armario.

– Obtén un mapa para mí.

– No es el momento, mi hermano.

Z se detuvo. Abruptamente una explosión de frío salió de su cuerpo, haciendo que la temperatura del cuarto se sintiese balsámica. Y esos ojos negros se volvieron peligrosos como clavos cuando brillaron intermitentemente sobre su hombro.

– Envía al polizonte. Envía a Butch.

– Tohr no le dejará.

– ¡A la mierda con eso! El humano va.

– Zsadist, detente. Piensa. Butch no tendría ningún apoyo, y podría haber varios lessers en la posición. ¿Quieres arriesgarte a que la maten en un intento chapucero de rescate?

– El polizonte puede cuidarse.

– Es bueno, pero es sólo un humano. No le podemos enviar allí adentro.

Z dejó al descubierto sus colmillos.

– Tal vez Tohr está más preocupado porque el tipo quede atrapado y nos delate en una de sus mesas.

– Venga, Z, Butch lo sabe, mierda. Sabe una parte de mierda acerca de nosotros. Así que por supuesto hay parte de eso.

– ¡Pero si ella ayudó a un cautivo a escapar, entonces qué diablos piensas que esos lessers le están haciendo ahora mismo!

– Si un grupo de nosotros va a la puesta de sol, entonces tenemos más probabilidades de sacarla con vida. Lo sabes. Tenemos que esperar.

Z permaneció de pie allí, desnudo, respirando profundamente, sus ojos eran rajas estrechas de odio rancio. Cuando finalmente habló, su voz era un gruñido sucio.

– Tohr mejor que rece a Dios porque esté todavía viva cuando la encuentre esta noche. O tendré su jodida cabeza, hermano o no hermano.

Phury posó sus ojos en la calavera del suelo, pensando que Z ya había probado qué bueno era en la decapitación.

– ¿Me oyes, hermano? -chasqueó el varón.

Phury inclinó la cabeza. Amigo, tenía un mal presentimiento sobre cómo iba a salir todo esto. Realmente lo tenía.

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