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Oigo boleros en las sinfonolas de las cafeterías (el radio y la televisión no funcionan, se venden muchos periódicos) y recuerdo nuestro amor contado por esas canciones tan lindas,

No me preguntes más, déjame imaginar

que no existe el pasado y que nacimos el mismo instante

en que nos conocimos…

Pero la música se desvanece cuando cruzo la reja del cementerio y leo la inscripción de la entrada:

DETENTE: AQUÍ LA ETERNIDAD EMPIEZA Y ES POLVO VIL LA MUNDANAL GRANDEZA

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