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La Pepa" Almazán a Tácito de la Canal

Mi amor, no te pases de discreto, Date cuenta. Van a dar las doce y nuestros enemigos no están dormidos. El tiempo se nos acaba. Mi abuelita, que Dios tenga en su gloria, decía siempre:

– Hay que ser Belcebú para vencer a Satanás.

Tú y yo tenemos que ser más diablos que el diablo. Dirígete a lo alto. Si quieres ganar el cielo, tienes que mirar a Dios. Date cuenta de la legión de mandingas que te rodea. Tu P de p sólo tiene la fama, pero eso es como navegar con bandera de p. El BH está aliado con esa Lucrecia Borgia de Las Lomas, la puta de la MR. Abre los ojos, cariño. La parejita te ha metido en tu mera oficina, boshito, al novato NV pero yo siempre desconfío de los inocentes. Son cínicos que fingen ser santos para engañar al Señor y llegar al Paraíso. Tú y yo vamos aplicando nuestra nacional y consabida Ley de Herodes: o te chingas o te jodes.

El regreso del exrugiente complica las cosas porque ese es como Juan Pirulero, sólo atiende a su juego y ni tú ni yo tenemos canicas para competir con él, lindo hermoso. Allá en Veracruz el vejete juega al misteriosón con su dominó y quién sabe en qué momento nos ahorque la mula de seises. O sea que nos rodean puros poderes enemigos. Lo bueno es que no se necesita demasiado para organizar una buena calumnia. La güila esa de Las Lomas dice de ti que matarías a tu propia madre para llegar al poder. Cariño santo: yo sé que tú nunca harías semejante cosa. Mejor mata a la madre de tu enemigo.

Pasa revista, pues, al desmadre de nuestro "régimen". El P primero, nomás faltaba. Quién no se pregunta: ¿Qué sucede en la cabeza del P? ¿Cuál es su estrategia? ¿Qué sabe, qué no sabe? ¿Qué calcula? ¿Qué anticipa? ¿A quién quiere? ¿A quién detesta? Bosh, no hay quien no se pregunte todo esto el día entero, dentro y fuera del gobierno, y por eso no te insisto, ¿qué te parece a ti el P? No me contestes. Nomás recuerda que allí no hay un gran misterio. Un P no tiene dónde esconderse.

No me contestes, te digo. Mejor hazte la pregunta en secreto. Y ándate con pies de plomo. Tú estás más cerca de él que nadie en el G y ya sabemos que un G presidencial es una ensalada de frutas. ¿En quién vas a confiar, amor mío, en la cereza o en la uva? Es lo malo de compartir secretos y allí es donde más debemos cuidarnos. Menos mal que el sistema de archivos que tienes en Los P no lo entiende ni Dios y el viejo archivista ese Magoo o Magón no sabe ni cómo se llama, mucho menos dónde guarda los papeles y cuáles son destruidos por órdenes tuyas. Tu invento -o el nuestro, si quieres ser generoso con tu bobosh preferido- es que hacemos perdedizos los papeles comprometedores, pero no los destruimos por si nos hacen falta y calculamos que si nuestros socios se vuelven habladores habrá o no habrá documentos que los desmientan, asegún…

Pero el peligro está allí, querido, nunca bajes la guardia. Ya sabes cómo piensa un P cuando siente que un ministro no le sirve. No dice:

– Es que era inservible.

Qué va. Mejor dice:

– Me ha traicionado.

Ahora, echa lista de los sospechosos de siempre. ¿Quién es tu rival mayor? Lo sabemos con certeza. El secre BH. Ahora dime, ¿por qué le temen? Es a mis ojos un hombre sin sexapil y en consecuencia no tiene la menor oportunidad de ser un candidato ca-rismá-ti-co. ¿Tendrá, a pesar de todo, la oportunidad de llegar a La Silla? Es muy águila, eso sí. Todo el mundo lo señala como precándido y él pone cara de

– ¡Yo no sé por qué!

Válgame Dios, si tú y yo sabemos por qué: porque se siente único y es la leona política de la MR la que le alimenta esa idea. A mí otra idea es la que me da de vueltas en el coco. ¿Cómo hacerle saber que la vieja esa lo engaña y le hace creer que él es el preferido del P para sucederle? Nadie se lo dirá. Tendrá que darse un porrazo para entenderlo. Pero los yucatecos somos artistas del cultivo, tú sabes. De modo que aquí es donde entramos tú y yo a fin de que toda esta marrullería sea vista negativamente para BH y los suyos. Que la gente diga:

– El P lo hizo candidato para deshacerse de un político indeseable.

Por fortuna, hay tantos factores de poder, hay tantas ambiciones sueltas, lindo hermoso, que tú y yo podemos pescar en el río revuelto. Revuelto por pescadores tan contradictorios como el leonino ex, el ex-ex-ex de Veracruz, el bobo que preside el Congreso (¡que me oiga!), el novato NV y hasta la propia MR, a la que se le pasa la mano dando tanto consejo sabihondo que un día van a decirle lo mismo que ella pregona como advertencia con su cara de Cruela De Vil :

– Has dejado de convencer, querida. Hagas lo que hagas, te lo reprocharán. Ya aburres de tanto consejo.

Ten cuidado con ella. No vayas a demostrarle que la menosprecias y mucho menos que la compadeces porque no es tan bella como yo o porque tú me prefieres a mí, cadamedo. No te vayas a dar ni de chiste ese gustazo. Date cuenta, amor mío, que ella ya te desprecia y te compadece y se moriría de gusto si le correspondes.

Pero a nuestro asunto, mi T del alma mía. No olvides ni un minuto que todos los seres humanos tenemos defectos y virtudes y que nuestros enemigos pueden explotar las dos cosas. Mírame a mí, monada. ¿A que no te has dado cuenta de que nunca me miro las manos? ¿Sabes por qué? Porque desde jovencita aprendí que si me miro un dedo, los hombres siempre creen que pido un anillo. O tantito peor, que lo perdí por pendeja. Y si pierdo un anillo, puedo perder lo que sea: una fortuna, un marido, mi virginidad, ¡la lotería!

Por eso me verás siempre de guantes, hasta en este bochorno de Mérida. Y también, mi amor, para que mis yemas no toquen otra piel que no sea la tuya, lindo hermoso, caramelo. ¿Otros hombres en mi vida, me reprochas, celosillo, de vez en cuando? Mira amor, mejor ni averigües. Yo sólo soy objeto de las miradas del deseo.

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