– Muy bien, estoy lista -dijo Sophie, pero en el último segundo volvió a inclinarse sobre el retrovisor.
Pasamos bajo un arco de piedra y entramos en un patio. Cuando nos acercábamos a la entrada principal, Sophie dijo:
– La verdad es que ahora estoy deseando entrar. La idea me gusta.
– Estupendo -dije yo-. Relájate y sé tú misma. Todo va a salir maravillosamente.