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Seamos serios. Ossip no vio las hojas secas en la lámpara simplemente porque su límite está más acá de lo que significaba esa lámpara. Etienne las vio perfectamente, pero en cambio su límite no le dejó ver que yo estaba amargo y sin saber qué hacer por lo de Pola. Ossip se dio inmediatamente cuenta, y me lo hizo notar. Así vamos todos.

Imagino al hombre como una ameba que tira seudópodos para alcanzar y envolver su alimento. Hay seudópodos largos y cortos, movimientos, rodeos. Un día esos se fija (lo que llama la madurez, el hombre hecho y derecho). Por un lado alcanza lejos, por otro no una lámpara a dos pasos. Y ya no hay nada que hacer, como dicen los reos, uno es favorito de esto o de aquello. En esa forma el tipo va viviendo bastante convencido de que no se le escapa nada interesante, hasta que un instantáneo corrimiento a un costado le muestra por un segundo, sin por desgracia darle tiempo a saber qué,

le muestra su parcelado ser, sus seudópodos irregulares,

la sospecha de que más allá, donde ahora ve el aire limpio,

o en esta indecisión, en la encrucijada de la opción,

yo mismo, en el resto de la realidad que ignoro

me estoy esperando inútilmente.

(Suite)

Individuos como Goethe no debieron abundar en experiencias de este tipo. Por aptitud o decisión (el genio es elegirse genial y acertar) están cono los seudópodos tendidas al máximo en todas direcciones. Abarcan con un diámetro uniforme, su límite es su piel proyectada espiritualmente a enorme distancia. No parece que necesiten desear lo que empieza (o continúa) más allá de su enorme esfera. Por eso son clásicos, che.

A la ameba a uso nostro lo desconocido se le acerca por todas partes. Puedo saber mucho o vivir mucho en un sentido dado, pero entonces lo otro se arrima por el lado de mis carencias y me rasca la cabeza con su uña fría. Lo malo es que me rasca cuando no me pica, y a la hora de la comezón -cuando quisiera conocer-, todo lo que me rodea está tan plantado, tan ubicado, tan completo y macizo y etiquetado, que llego a creer que soñaba, que estoy bien así, que me defiendo bastante y que no debo dejarme llevar por la imaginación.

(Última Suite)

Se ha elogiado en exceso a la imaginación. La pobre no puede ir un centímetro más allá del límite de los seudópodos. Hacia acá: gran variedad y vivacidad. Pero en el otro espacio, donde sopla el viento cósmico que Rilke sentía pasar sobre su cara, Dame Imagination no corre. Ho detto.

(-4)

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Las vidas que terminan como los artículos literarios de periódicos y revistas, tan fastuosos en la primera plana y rematando en una cola desvaída, allá por la página treinta y dos, entre avisos de remate y tubos de dentífrico.

(-150)

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Los del Club, con dos excepciones, sostenían que era más fácil entender a Morelli por sus citas que por sus meandros personales. Wong insistió hasta su partida de Francia (la policía no quiso renovarle la carte de séjour) que no valía la pena seguir molestándose en champollionizar las rosettas del viejo, una vez localizadas las dos citas siguientes, ambas de Pauwels y Bergier:

«Quizá haya un lugar en el hombre desde donde pueda percibirse la realidad entera. Esta hipótesis parece delirante. Auguste Comte declaraba que jamás se conocería la composición química de una estrella. Al año siguiente, Bunsen inventaba el espectroscopio.

….

«El lenguaje, al igual que el pensamiento, procede del funcionamiento aritmético binario de nuestro cerebro. Clasificamos en sí y no, en positivo y negativo. (…) Lo único que prueba mi lenguaje es la lentitud de una visión del mundo limitada a lo binario. Esta insuficiencia del lenguaje es evidente, y se la deplora vivamente. ¿Pero qué decir de la insuficiencia de la inteligencia binaria en sí misma? La existencia interna, la esencia de las cosas se le escapa. Puede descubrir que la luz es continua y discontinua a la vez, que la molécula de la bencina establece entre sus seis átomos relaciones dobles y que sin embargo se excluyen mutuamente; lo admite, pero no puede comprenderlo, no puede incorporar a su propia estructura la realidad de las estructuras profundas que examina. Para conseguirlo, debería cambiar de estado, sería necesario que otras máquinas que las usuales se pusieran a funcionar en el cerebro, que el razonamiento binario fuese sustituido por una conciencia analógica que asumiera las formas y asimilara los ritmos inconcebibles de esas estructuras profundas…»

Le matin des magiciens.

(-78)

87

En el 32, Ellington grabó Baby when you ain’t there, uno de sus temas menos alabados y al que el fiel Barry Ulanov no dedica mención especial. Con voz curiosamente seca canta Cootie Williams los versos:

I get the blues down North,

The blues down South,

Blues anywhere,

I get the blues down East,

Blues down West,

Blues anywhere.

I get the blues very well

O my baby when you ain't there ain't there

ain't there-

¿Por qué, a ciertas horas, es tan necesario decir: «Amé esto?» Amé unos blues, una imagen en la calle, un pobre río seco del norte. Dar testimonio, luchar contra la nada que nos barrerá. Así quedan todavía en el aire del alma esas pequeñas cosas, un gorrioncito que fue de Lesbia, unos blues que ocupan en el recuerdo el sitio menudo de los perfumes, las estampas y los pisapapeles.

(-105)

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– Che, pero si movés así la pierna te voy a clavar la aguja en las costillas -dijo Traveler.

– Seguime contando eso del colorado del amarillo -dijo Oliveira-. Con los ojos tapados es como un calidoscopio.

– El colorado del amarillo -dijo Traveler, frotándole el muslo con un algodón-, está a cargo de la corporación nacional de agentes comisionados en las especies correspondientes.

– Animales de pelaje amarillo, vegetales de flor amarilla y minerales de aspecto amarillo -recitó obedientemente Oliveira-. ¿Por qué no? Al fin y al cabo aquí el jueves es el día de moda, el domingo no se trabaja, las metamorfosis entre la mañana y la tarde del, sábado son extraordinarias, y la gente tan tranquila. Me estás haciendo doler que da miedo. ¿Es algún metal de aspecto amarillo, o qué?

– Agua destilada -dijo Traveler-. Para que te creas que es morfina. Tenés mucha razón, el mundo de Ceferino sólo les puede parecer raro a los tipos que creen en sus instituciones con prescindencia de las ajenas. Si se piensa en todo lo que cambia apenas dejás el cordón de la vereda y das tres pasos en la calzada…

– Como pasar del colorado del amarillo al colorado del pampa -dijo Oliveira-. Esto da un poco de sueño, che.

– El agua es soporífera. Si fuera por mí te hubiera inyectado nebiolo y estarías lo más despierto.

– Explicame una cosa antes de que me duerma.

– Dudo de que te duermas, pero dale no más.

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