Colofón
El presente relato es una novela, lo que significa que he escrito un trasfondo sobre la realidad que no constituye a partes iguales una reproducción realista de una serie de sucesos. Creo que no existe ningún lugar llamado Hesjövallen: espero haber estudiado bien los mapas. Sin embargo, es un hecho indiscutible que, en el momento en que escribo estas líneas, Robert Mugabe es el presidente de Zimbabue.
En otras palabras, he escrito una novela sobre lo que podría haber ocurrido, no sobre lo que necesariamente sucedió. Esto constituye, en el mundo de la ficción, no sólo una posibilidad sino la base de creación del mismo.
Sin embargo, incluso en una novela, los detalles más importantes deben exponerse con corrección. Ya se trate de los pájaros que existen en el Pekín de hoy o de si un juez dispone en su despacho de un sofá pagado por la Dirección Nacional de Administración de Justicia.
Son muchas las personas que me han prestado su colaboración en este trabajo. Ante todo Robert Johnsson, que una vez más ha sido perseverante y exhaustivo a la hora de recabar datos. Sin embargo hay otros, y la lista sería muy larga; entre ellos se cuentan todas las personas del continente africano con las que tuve la ocasión de cambiar impresiones.
De ahí que no mencione ningún otro nombre, sino que exprese aquí mi gratitud a todos ellos. Naturalmente, yo soy el único responsable del relato.
Maputo, enero de 2008
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