Shusai, Maestro de Go, vigésimo primero en la sucesión Honnimbo, murió en Atami, en la posada Urokoya, la mañana del 18 de enero de 1940. Tenía sesenta y seis años de acuerdo con el modo oriental de computar la edad.
Esa fecha está grabada en la memoria de Atami. "Recuerda en los años venideros la luna de esta noche y de este mes", decía Kan'ichi en la famosa escena de la melodramática novela de Koyo [1] de los noventa, El Demonio de Oro , al partir desde la playa en Atami. La noche en cuestión es la del 17, y el festival Koyo se celebra en Atami ese día. La muerte del Maestro sucedió el día siguiente.
Las recordaciones literarias siempre acompañaron el festival. En 1940 se las refinó especialmente para honrar no sólo a Koyo sino a otros dos escritores, cuyos lazos con Atami habían sido muy estrechos, Takayama Chogyu y Tsubouchi Shoyo. Y, también, a tres novelistas: Takeda Toshihiko, Osaragi Jiro y Hayashi Fusao, que durante ese año habían hablado de Atami en sus escritos, la ciudad los honró con encomios. Como me encontraba en ese momento allí, asistí al festival.
La noche del 17, el alcalde ofreció un banquete en mi posada, la Juraku. Al alba me despertó el llamado que me informaba de la muerte del Maestro. Fui de inmediato a la posada Urokoya para presentar mis respetos. Después del desayuno, de regreso en mi alojamiento, me dirigí con los escritores y funcionarios de la ciudad a dejar una ofrenda floral ante la tumba de Shoyo, y luego fuimos al pomar de ciruelos donde, en el Pabellón de la posada Bushoan, se ofreció otro banquete. Me escabullí y volví a Urokoya, para tomar fotos del muerto y ver partir su cuerpo hacia Tokio.
El Maestro había arribado a Atami el día quince, y el dieciocho estaba muerto. Como si hubiera ido allí para morir. Lo había visitado el dieciséis y habíamos jugado dos partidas de shogi [2] . Pero esa noche empeoró, poco después que yo lo dejara. Fueron sus últimas partidas del juego al que tan aficionado era. Había redactado para el diario los informes sobre su último juego de Go en el campeonato, fui su último adversario en shogi, y también el que tomó sus últimas fotografías.
Llegué a conocerlo bien cuando el Tokyo Nichi-nichi Shinbun (ahora Mainichi Shinbun ) me invitó a cubrir ese último encuentro. Para ser un juego auspiciado por un periódico las ceremonias resultaron inusualmente cuidadas, sin parangón en los años siguientes. El juego se inició el 26 de junio de 1938 en Tokio, en el Restaurante Koyokan, en el Parque Shiba, y finalizó el 4 de diciembre en Ito, en la Posada Dankoen. Un solo juego que demandó casi medio año. Fueron catorce sesiones. Y mi nota quedó parcelada en sesenta y cuatro entregas. Hubo, por cierto, un receso de tres meses, desde mediados de agosto a mediados de noviembre, pues el Maestro cayó seriamente enfermo. Fue una enfermedad grave que agregó una enorme carga emocional. Podría decirse que, finalmente, junto con el juego se apagó la vida del Maestro. No se recuperó, y transcurrido poco más de un año estaba muerto.