Estaba con mi maestro, asistiendo a una partida de ajedrez en un parque en San Diego, California. – "Sería más fácil si la búsqueda espiritual pudiese tener fórmulas como este juego", comenté.
– "¿Sabes de donde viene la palabra fórmula?", me preguntó él riendo. "Viene del latín forma , el recipiente donde colocamos la masa para hacer un bollo. Ya imagino aprisionar a Dios, o al Universo, a los ángeles, a la eternidad – ¿todo en una forma?. Podemos inspirarnos en ejemplos. Mas seguir adelante imitando los pasos, la fórmula, una forma de los otros, es empobrecer la vida y matar el entusiasmo de la búsqueda. El desafío es individual; puede ser más difícil, pero es mucho más animado, rico e interesante".