H. Bloomfield supo que su padre fue hospitalizado de repente: "Mientras viajaba para New York, pensaba que tenía que hacer que esta visita fuese diferente de las demás. Siempre tenía miedo de mostrar mi afecto, siempre quise mantener la misma distancia prudente que mi padre mantenía conmigo. Cuando lo vi en la cama, lleno de tubos, le di un abrazo. Él se sorprendió. "Abrázame también, papá", le pedí. Él me había educado diciendo que un hombre nunca muestra sus sentimientos. Pero insistí. Papá levantó sus brazos y me tocó. Allí estaba yo, pidiendo a mi padre que me mostrase cuanto me quería, aunque ya lo supiese".
"Sentí sus manos en mi cabeza, por primera vez, y escuché las palabras que su corazón decía, pero que sus labios jamás habían pronunciado. "Te amo", dijo él. Y a partir del momento en que tuvo el coraje de mostrar su amor, recuperó su voluntad de vivir".