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¿Desde cuándo su padre se había convertido en un "pobre hombre"? Pero Ruth estaba cansada y dejó de lado la observación de su amiga

Tras colgar el teléfono, Ruth pensó de nuevo en sus planes. Puesto que la noche siguiente no iría a cenar con Allan, podría emprender el viaje a Sagaponack después de su última entrevista, un día antes de lo que había planeado. Entonces dispondría de toda una noche para estar en compañía de su padre. Una sola noche con él podría ser tolerable. Hannah llegaría al día siguiente y los tres pasarían juntos la otra noche

Ruth ardía en deseos de decirle a su padre cuánto le había gustado Eddie O'Hare, por no mencionar algunas de las cosas que Eddie le había dicho sobre su madre. Sería mejor que Hannah no estuviera presente cuando Ruth revelara a Ted que Marion había pensado en abandonarle antes de que muriesen los chicos. No quería que Hannah escuchara esa conversación, porque su amiga siempre salía en defensa de su padre, una actitud que tal vez obedecía tan sólo al deseo de provocarla a ella

Estaba todavía tan irritada con Hannah que le resultaba difícil volver a conciliar el sueño. Permaneció despierta, recordando la ocasión en que perdió la virginidad. Le era imposible recordar el acontecimiento sin pensar en la intervención de Hannah en el pequeño desastre

Aunque tenía un año menos que Ruth, Hannah siempre había parecido mayor que ella, no sólo porque tuvo tres abortos antes de que Ruth se las arreglara para perder la virginidad, sino también porque la mayor experiencia sexual de Hannah le prestaba un aire de madurez y sofisticación

Ruth tenía dieciséis años y Hannah quince cuando se conocieron, pero Hannah hacía siempre gala de una mayor confianza sexual. (¡Y esto sucedía antes de que la muchacha hubiera tenido relaciones sexuales!) Cierta vez Ruth escribió acerca de Hannah en su diario: "Proyectaba un aura de mundanería mucho antes de haber estado en el mundo"

Los padres de Hannah, felizmente casados (decía de ellos que eran "aburridos" y "serios"), habían criado a su única hija en una casa antigua y sólida que se alzaba en la calle Brattle de Cambridge, estado de Massachusetts. El padre, profesor de la Facultad de Derecho de Harvard, tenía un aire aristocrático, y su porte revelaba una firme inclinación a mantenerse al margen que, según Hannah, era adecuada para un hombre casado con una mujer rica y nada ambiciosa

A Ruth siempre le había gustado la madre de Hannah, que era afable y condescendiente hasta el extremo de ser la encarnación de la bondad. También leía mucho, siempre estaba con un libro en las manos. En cierta ocasión, la señora Grant le dijo a Ruth que sólo había tenido una hija porque, tras el nacimiento de Hannah, añoraba el tiempo de que antes disponía para leer. Hannah le dijo a Ruth que su madre había ansiado que creciera hasta ser capaz de divertirse sola, de modo que ella pudiera volver a sus libros. Y Hannah se "divirtió sola", desde luego. (Tal vez fue su madre quien hizo de Hannah la lectora superficial e impaciente que era.)

Mientras que Ruth consideraba afortunada a su amiga por tener un padre que era fiel a su esposa, Hannah decía que, de haber sido un poco conquistador, tal vez habría resultado menos predecible. Para ella "menos predecible" equivalía a "más interesante". Afirmaba que la reserva de su padre era el resultado de los años pasados en la Facultad de Derecho, donde sus meditaciones abstractas sobre los niveles teóricos en el campo jurídico parecían haberle distanciado de cualquier apreciación de la práctica de la abogacía. Sentía un gran desdén hacia los abogados

El profesor Grant había recomendado a su hija que estudiara idiomas, y su mayor esperanza era que Hannah hiciese carrera en el sistema bancario internacional, donde habían terminado los mejores y más brillantes de sus alumnos en la Facultad de Derecho de Harvard

También su padre era muy desdeñoso con los periodistas. Hannah estudiaba en Middlebury, donde se había especializado en francés y alemán, cuando decidió que la carrera de periodismo sería la más apropiada para ella. Lo supo con la misma certeza con que Ruth había sabido a edad temprana que quería ser novelista. Con la naturalidad nacida de una certeza absoluta, Hannah anunció que iría a Nueva York y se abriría camino en el mundo de las revistas. A tal fin, tras graduarse en la universidad, pidió a sus padres que le permitieran pasar un año en Europa. Allí practicaría francés y alemán y llevaría un diario. De este modo se afinaría su "capacidad de observación", como decía ella

Cuando Hannah sugirió a Ruth, cuya solicitud para cursar el programa de escritura creativa de la Universidad de Iowa había sido aceptado, que viajara a Europa con ella, tomó por sorpresa a su amiga

– Si vas a ser escritora, necesitas algo sobre lo que escribir -razonó

Pero Ruth ya sabía que las cosas no eran así, o por lo menos no lo eran en su caso. Para escribir sólo necesitaba tiempo, y aquello sobre lo que iba a escribir aguardaba en su imaginación. No obstante, pospuso la matrícula en la Universidad de Iowa. Al fin y al cabo, su padre podía permitírselo, y sin duda un año en Europa con Hannah sería divertido

– Además -le dijo Hannah-, ya es hora de que te follen. Y si estás conmigo, eso es algo que sucederá con toda seguridad

No sucedió en Londres, la primera ciudad de su gira, aunque allí un chico la toqueteó en el bar del hotel Royal Court. Lo había conocido en la National Portrait Gallery, adonde Ruth acudió para ver los retratos de varios de sus pintores predilectos. El joven la llevó al teatro y a un caro restaurante italiano cerca de Sloane Square. Era un norteamericano que vivía en Londres cuyo padre tenía cierto cargo diplomático, y el primero, entre todos los chicos con los que había salido, que tenía tarjetas de crédito, si bien ella sospechaba que pertenecían a su padre. En vez de follar, se emborracharon en el bar del Royal Court, porque Hannah ya estaba "usando" la habitación que ambas compartían cuando Ruth hizo acopio del valor suficiente para llevar al joven a su hotel. Hannah estaba haciendo el amor ruidosamente con un libanés al que había conocido en una oficina bancaria mientras hacía efectivo un cheque de viaje. ("Mi primera experiencia en el campo de la banca internacional -escribió en su diario-. Por fin mi padre podría sentirse orgulloso de mí.")

La segunda ciudad en su gira europea fue Estocolmo. Contrariamente a lo que había predicho Hannah, no todos los suecos eran rubios. Los dos jóvenes que se ligaron a las amigas eran morenos y bien parecidos. Aún estudiaban en la universidad, pero estaban muy seguros de sí mismos, y uno de ellos (el que acabó con Ruth) hablaba un inglés excelente. El otro, algo más guapo y que apenas hablaba una palabra de inglés, se pegó enseguida a Hannah

El joven que le tocó en suerte a Ruth condujo a los cuatro a casa de sus padres, que estaba a tres cuartos de hora de Estocolmo por carretera. Los padres pasaban fuera el fin de semana

Era una casa moderna, con mucha madera de tono claro. El acompañante de Ruth, que se llamaba Per, hirvió salmón con eneldo y lo comieron con patatas y una ensalada de berros, huevo duro y cebollinos. Hannah y Ruth se tomaron dos botellas de vino blanco mientras los chicos bebían cerveza, y entonces el que era algo más guapo llevó a Hannah a uno de los dormitorios para invitados

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