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– ¿Qué tiene de malo? -dije-, el negro es mi color de la suerte, además me hace parecer bonita y elegante. -Rió.

– También hay otros colores bellos, quiero regalarte algo de ropa. -Se levantó y empezó a buscar en un armario.

Mirando su espalda pensé que aunque ella siempre había sido tan buena y bondadosa, ¿no sería que esa vez me quería sobornar? Yo tenía mucho que ver en su asunto con Dick, se conocieron a través de mí y además Madonna era mi amiga.

Sacó unas prendas bastante nuevas y me las mostró.

– Quédatelos, yo no tengo dónde vestir ropa formal, siempre estoy en mi casa escribiendo en pijama -dije.

– Pero tendrás que entrevistarte con editores, con periodistas, asistir a sesiones de autógrafos, créeme, tú te convertirás en una celebridad -me animaba risueña.

– Cuéntame de ti y de Dick -le dije de repente, tal vez me faltó el tacto necesario, se quedó perpleja, sonrió y dijo:

– Muy bien, nos llevamos muy bien.

Después de aquella fiesta en el jardín ellos dos intercambiaron sus teléfonos, todo fue por iniciativa de Dick. Quien primero habló y arregló una cita también fue Dick. Antes de asistir a la primera cita ella dudó mucho si salir o no con un joven ocho años menor que ella, quien además sostenía una relación con una mujer fuera de lo común que había sido mami. Pero finalmente acudió.

No sabía por qué, tal vez porque ella odiaba su propia inocencia, no deseaba ser por siempre una hermosa doncella, pura y vacía, ante los ojos de los demás, las chicas de buenas familias también pueden tener de pronto el deseo de probar otros mundos, tal y como dice el dicho "la niña bien también enloquece".

En un restaurante cualquiera, ellos dos estaban sentados frente a frente bajo un foco. Ella a propósito no traía alhajas, estaba vestida de manera muy sencilla. Pero ella vio en sus ojos arder esa pequeña llama, la que Rose vio en los ojos de Jack en Titanic, esa luz que hace saltar el corazón.

Esa noche fueron a la casa de Dick, hicieron el amor al ritmo de los gemidos del jazz de Ella Fitzgerald. La sensación del sexo era como fresca lluvia primaveral. Nunca había tenido una sensación tan tierna y maravillosa, era como si pudiera penetrar en los huesos de un hombre, derretirse, fluir como agua por su cuerpo, creaban imágenes con líneas y sombras, expresaban los sentimientos según la música, ella estaba aturdida.

– ¿Soy una mala mujer? -le preguntó al amante joven y apasionado. Él, desnudo, recostado en la cabecera de la cama la miraba sonriendo.

– Sí, porque hiciste que me enamorara de ti -le contestó el joven amante-. Mujeres buenas en la vida, malvadas en la cama así como tú, ¿dónde se pueden encontrar? -enterró su cabeza en su pecho-, creo que soy un lucky guy.

No sabía cuan confiable era él, pero ella ya había pensado y reconsiderado que no había que preocuparse por el desarrollo posterior, que sea como iba a ser. Ella no pensaba depender de nadie, tenía una buena profesión y además era inteligente, era la típica mujer de Shangai de la nueva generación, altamente educada e independiente, tanto espiritual como económicamente.

– Ustedes ¿se van a casar? -pregunté con curiosidad-. Sólo me preocupa que tú… -añadí. Mi enfermedad profesional es espiar los secretos privados de los demás. Zhusha apenas se había divorciado, conocía muy poco a Dick, pero yo sentía que Zhusha había nacido para casarse y formar una familia. Tenía sentido de maternidad y responsabilidad.

– No sé, pero de veras somos muy compatibles. -Yo pensé que esa compatibilidad tenía que abarcar varios aspectos, incluyendo la cama.

– Nos gustan los mismos tipos de comida, escuchar la misma música, ver las mismas películas, de pequeños los dos éramos zurdos y los grandes nos obligaron usar la mano derecha -me miró y sonrió-, además no siento que le lleve ocho años.

– Chang Hao, el apuesto maestro de Go, también se casó felizmente con una mujer ocho años menor. -Yo también sonreí. -La afinidad entre los seres es muy difícil de explicar… nunca he comprendido verdaderamente a Dick, de hecho es muy introvertido, ¿tú puedes estar segura de él?… Un artista joven frecuentemente inspira el instinto materno en una mujer mayor, por otro lado un pintor de por sí no es fácil de asir, es errante, lo que busca por el mundo es el arte y no una mujer -le dije.

Unos meses después, en la primera plana de todos los periódicos se hablaba del caso del divorcio en Hong Kong de las estrellas de rock Dou Wei y su esposa Wang Fei, la causa fue que Dou Wei se amaba más a sí mismo y a su música y que le era irrelevante que Wang Fei fuera la reina de la escena musical de Asia.

– Tú también eres artista. -Sonrió insípidamente y toda seria, como una estatua de jade llena de rocío matinal dentro de un parque, se levantó, caminó hacia la ventana y miró a lo lejos.

– Está bien -giró la cabeza sonriendo-, cuéntame de tu novela, de tu Tiantian. -En su sonrisa pude ver que tal vez subestimé su capacidad de explicar la vida y su innata intuición femenina. Ella definitivamente era una digna muestra de las mujeres de clase media con criterio propio de Shangai.

– ¿Cómo ha estado Mark últimamente? -pregunté. No nos habíamos comunicado por un buen rato, y yo creía que estaba ocupado disfrutando en compañía de su familia.

– Ya pasaron las vacaciones de Navidad, la empresa tiene mucho trabajo, hay muchos asuntos que hay que sacar rápido. Mark es un jefe impecable, tiene capacidad de discernir, de organizar, simplemente tiene cabeza, sólo que a veces es demasiado rígido -acariciando mi rodilla sonreía con malicia-, no me hubiera imaginado que ustedes dos iban a estar juntos.

– Yo me enamoré de sus nalgas apretadas y de su porte de nazi. En cuanto a él, tal vez le atrajo mi cuerpo oriental, su brillo, sin tanto vello como el de las occidentales, su color dorado, lleno de misterios. Además, tengo un novio que no me puede hacer el amor y yo soy una escritora. Éstos son todos los motivos de nuestra atracción mutua.

– Él tiene familia.

– Despreocúpate, yo me sé controlar, si no me enamoro de él, no habrá ningún problema.

– ¿Estás segura de que no te enamorarás de él?

– No quiero hablar de eso, al parecer las mujeres siempre hablan de los hombres, vamos a almorzar.

Salimos juntas del cuarto, Zhusha recordó algo y en voz baja me dijo:

– El próximo sábado por la tarde en el estadio de la escuela norteamericana de Pudong habrá un partido amistoso de fútbol organizado por la Cámara Alemana de Comercio. Mark participará, él es el goleador del equipo de su empresa.

– Quiero ir -le dije en voz baja.

– Es muy probable que veas a su esposa y a su hijo -dijo.

– Está bien, será un espectáculo interesante. -Le pegué en el hombro. En las películas siempre describen muy dramáticamente los encuentros entre el esposo, la esposa y la amante. Pensé que en esa ocasión tal vez el director iba a enfocar la lente sobre mí.

– Come más -decía mi madre sentada a mi lado-, esta sopa de maní y patitas de cerdo es una receta nueva. -Sus ojos reflejaban un profundo amor maternal, eso era precisamente lo que me hacía sentir ternura por dentro, aunque era doblemente opresivo, eso era lo que me hacía retorcer y saltar en su matriz, curar todos los maltratos y heridas adquiridas después de nacer, y también me hacía estirar los pies para escapar de esa plaza de Tiananmen construida por el amor materno. No me preocupaba si vivía o moría, lo que deseaba era que me dejara sola.

– ¿Todavía comen comida que les traen a domicilio? Estás muy flaca… ese chico Tiantian ¿cómo está? ¿qué planes tienen ustedes? -mi madre no paraba de preguntarme en voz baja. Comía con la cabeza gacha y a propósito sorbí la sopa haciendo mucho ruido (en mi casa no se permitía sorber la sopa). Papá y los alumnos aún hablaban de acontecimientos internacionales, como si personalmente conocieran la Casa Blanca o la península balcánica. Conocían la situación de Irak y Kosovo como la palma de su mano y hasta podían mencionar algunos detalles, por ejemplo, uno de los estudiantes comentó que cuando Clinton por primera vez enfrentó la investigación del Congreso acerca de su conducta vergonzosa, durante el discurso donde tenía que aclarar su inocencia llevaba en el cuello una corbata ZOI que le había regalado Monica Lewinsky, ése era un detalle oscuro, él de esa manera le rogaba a Lewinsky estar a su lado, mantenerse leal a él.

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