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– No lo sé, la verdad.

Sharon miró a John y ambos sonrieron con complicidad.

Holly sintió una previsible punzada de envidia y se quedó sin decir nada para que se le pasara. Los tres fueron a casa. Holly y Sharon no estaban dispuestas a separarse enseguida después haberse reconciliado.Tenían mucho que contarse. Sentadas a la mesa de Holly, recuperaron el tiempo perdido.

– Sharon, hoy Holly ha ido a una entrevista de trabajo, dijo John cuando por fin le dejaron hablar.

– ¿En serio? ¡No sabía que ya estuvieras buscando

– Es la nueva misión que me ha encomendado Gerry, dijo Holly sonriendo.

– Vaya, ¿ése el mensaje de este mes? ¡Me moría de ganas¡ ¿y cómo te ha ido?

Holly torció el gesto y apoyó la cabeza en las manos. -Ha sido horrible, Sharon. He hecho un ridículo

– ¿De verdad? -Sharon sonrió-. ¿En qué consistía?

– Vender espacio publicitario para la revista X.

– ¡Uau, es muy buena! En el trabajo todos la leemos.

– A mí no me suena. ¿Qué clase de revista es? -preguntó,

Oh, hay un poco de todo: moda, deporte, cultura. De todo, en realidad.

– Y anuncios- bromeo holly

iliana…Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria!!! dice:

– Bueno, no van a tener anuncios muy buenos si Holly Kennedy no trabaja para ellos- dijo Sharon con gentileza

– Gracias, pero me temo que no voy a trabajar ahi.

– ¿Porqué? ¿en qué te has equivocado durante la entrevista? no puedes haberlo hecho tan mal

Sharon la miró intrigada mientras cogía la tetera

– Qué quieres que te diga, me parece lamentable que cuando el entrevistador te pregunta si has trabajado en una revista o un periodico le digas que una vez publicaste un boletín informativo para una empresa de mierda.- Holly apoyó la cabeza en la mesa.

Sharon rompió a reir

– ¿Un boletín informativo? espero que no te refieras a aquella porquería de olleto que imprimiste en tu ordenador para anunciar aquel desastre de empresa.

John y Sharon se partían de la risa

– Al fin y al cabo, servía para anunciar la empresa…

Holly se sumó a las risas sintiendose un tanto avergonzada

– ¿Te acuerdas?!nos hiciste salir a repartirlos por los buzones de las casas cuando llovía y hacía un frio de miedo! ¡tardamos dias en distribuirlos!

– Yo si me acuerdo- dijo John si parar de reir- ¡recuerdas que una noche nos mandaste a Gerry y a mi a repartir cientos de folletos!

– Si… -contesto Holly, temerosa de lo que iba a añadir John.

– Bueno, pues terminaron en el contenedor que hay detras del pub de Bob y entramos a tomar unas cervezas- volvió a reir al al recordarlo y holly se quedo atónita

– ¡Vaya par de cabrones!- exclamó- ¡por vuestra culpa la empresa quebró y me quedé sin trabajo!

– Yo mas bien diria que quebró en cuanto la gente vio aquellos folletos Holly- tercio Sharon, tomándole el pelo- de todos modos, aquel sitio era un antro, te quejabas todos los dias

– CFmo si fuese el unico empleo del que se ha quejado Holly- bromeo John, sin falta de razon

– Si ya, pero no me habria quejado de este- dijo Holly con tristeza

– Hay un monton de empleos ahi afuera- le aseguro Sharon, solo te falta coger un poco de soltura en las entrevistas

Holly clavó la cucharilla en el azucarero. Se quedaron callados un rato. -Publicaste un boletín informativo -repitió John al cabo de unos minutos, echándose a reír otra vez.

– Cierra el pico -replicó Holly, avergonzada-. Oye, ¿qué otras cosas hicisteis tú y Gerry sin que yo me enterara? -inquirió.

– Ah, un verdadero amigo nunca revela secretos -bromeó John, y sus ojos brillaron con nostalgia.

Pero ya se había abierto una brecha. Y después de que Holly y Sharon amenazaran con torturarlo hasta sonsacarle alguna anécdota, aquella noche Holly se enteró de más cosas sobre su marido de las que jamás hubiese imaginado. Por primera vez desde que Gerry había fallecido, los tres pasaron la noche juntos riendo y Holly por fin aprendió a hablar sin reparo de su marido. Antaño solían reunirse los cuatro: Holly, Gerry Sharon y John. En aquella ocasión sólo tres de ellos estaban juntos, recordando a quien habían perdido. Y gracias a su conversación estuvo vivo para ellos toda la noche. Pronto volverían a ser cuatro, cuando llegara el bebé de Sharon y John.

La vida continuaba.

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