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Apéndice

La base real de 616

Algunas consideraciones acerca de la documentación de esta novela

Muy enigmáticamente, dice san Mateo en su Evangelio (Mt. 10, 28): «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición el alma y el cuerpo en el Infierno».

Con toda su dificultad de interpretación, el Apocalipsis de san Juan da originalmente a la Bestia (es decir, Lucifer encarnado como Anticristo) el número 616, y no el 666 que resulta de la numerología hebraica (gematna) de las letras que componen el nombre NERÓN CÉSAR transliterado del griego al hebreo. Este cambio se debe a su sanguinaria persecución de los cristianos, y a la ejecución de los apóstoles san Pablo y san Pedro.

La más antigua fuente del Apocalipsis en que se muestra el número de la Bestia, el llamado papiro Oxyrhyn,recoge en griego la cifra 616: XIC, es decir, las letras jí, iota y stigma.

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Judas es un personaje extremadamente controvertido para la teología cristiana. La Iglesia católica somete en la actualidad a nuevo juicio su figura, ya que se trata de la más enigmática que participa en la vida y muerte de Jesús. El misterio de Judas, sacrificado para redimir a la humanidad, está repleto de puntos oscuros, como la venta de su maestro por una cantidad tan poco elevada como treinta denarios, o su posterior suicidio. Monseñor Walter Brandmüller es una persona real, así como su comisión vaticana de estudios históricos.

El único de los Evangelios canónicos que menciona el ahorcamiento de Judas Iscariote es el de san Mateo (Mt. 27, 3-5): «Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó».

El llamado «Evangelio de Judas» fue hallado en 1978 en Egipto, escrito en lengua copta. San Ireneo, uno de los padres de la Iglesia, lo cita en el año 185, en su obra Contra los herejes. Se trata de un texto perteneciente a la secta gnóstica de los cainitas, que tomaban las figuras negativas de las Escrituras como positivas en la necesidad de cumplir el Plan de Dios (como la serpiente del Paraíso, Caín o el mismo Judas Iscariote). Al igual que en el texto de esta novela, en el Evangelio de Judas éste se muestra como el discípulo preferido de Jesús, al que le pide el sacrificio de cumplir una traición pactada. Así, esa traición es un acto heroico parecido al que, salvando las distancias, realiza el criminal Rocky Sullivan (James Cagney) en la película Angeles con caras sucias (Michael Curtiz, 1938), al pasar como un cobarde frente a la silla eléctrica para quebrar su mito ante los jóvenes pobres de su antiguo barrio, que veían en él un modelo a seguir. La aparente cobardía final era, por tanto, un acto de enorme valor.

La idea de un Jesús que pide a Judas que lo entregue -no que lo traicione- ya está presente en la novela La última tentación de Cristo (1951), del escritor griego Nikos Kazantzakis.

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Ubicación precisa del lugar donde, en la novela, se halla el manuscrito de Judas.

El ficticio texto de Judas, que aparece al final de esta novela en una cueva del monte Nebo, está escrito en griego. Esta lengua se empleaba en tiempos de Jesús en el mundo grecolatino, que abarcaba desde el sur de Europa hasta Oriente Próximo y el norte de África. Los datos geográficos referidos al monte Nebo, en la actual Jordania, son exactos, como también lo son la relación bíblica de este monte con Moisés y el Arca de la Alianza.

La existencia real de Jesús se ha llegado a cuestionar. Hoy sabemos, a través de la historiografía científica, que no se trata de un personaje de ficción. Sin embargo, los Evangelios canónicos están plagados de contradicclones, y los apócrifos aportan más información sobre los primeros cristianos que sobre Jesús mismo. En todo caso, y entre otras muchas cosas sorprendentes, sabemos que Jesús no nació en el año primero de nuestra era, ni lo hizo en el mes de diciembre; posiblemente no vino al mundo en Belén, sino en Nazaret, y no murió a los treinta y tres años.

· De todos los enigmas evangélicos, el más profundo es el que se deriva de la frase: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Otro gran enigma de la teología cristiana es por qué Dios permite al Demonio actuar en el mundo. Son misterios que quizá nunca lleguen a desvelarse.

· Los fragmentos de textos apócrifos que se incluyen en esta novela son rigurosamente exactos.

· El ritual del exorcismo que se cita en este libro es auténtico, instituido por el papa Pablo V en 1614, y renovado en 1990 como última extensión del Concilio Vaticano II, por parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Esta reforma actual, que permite su traducción a cualquier idioma y ha cambiado algunos usos y oraciones, es algo con lo que muchos exorcistas no están de acuerdo.

El ritual del exorcismo y su práctica están plenamente vigentes hoy día en la Iglesia católica. Su cabeza visible, Benedicto XVI, apoya y alienta la labor de los exorcistas. El propio papa Juan Pablo II realizó exorcismos, uno de los cuales -a una muchacha joven- dio comienzo en la plaza de San Pedro ante miles de fieles.

Cuando se somete a una persona supuestamente poseída a un exorcismo, ésta debe dar su consentimiento. Se recomienda, si es posible, que durante el rito esté presente un psiquiatra, así como que se registre en vídeo o audio todo lo que acontezca.

Para los exorcistas, los síntomas de una auténtica posesión diabólica son diversos. Entre ellos se cuentan como principales: aversión a lo sagrado (incluso cuando el poseído ignora que está en presencia de un objeto bendito); xenoglosia, o capacidad de hablar en lenguas muertas o muy raras; sansonismo, o fuerza sobrehumana; y dermografía, o escritura espontánea de palabras en la piel del poseído.

El padre Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, existe realmente, y es presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas. Quizá sea, junto con Conrado Balducci, el exorcista más famoso.

Los Lobos de Dios son un grupo de investigadores jesuítas nacido de nuestra imaginación. En el Vaticano existen, sin embargo, equipos de investigación similares a este grupo. Por lo general, la Compañía de Jesús es la orden religiosa cristiana que más profundiza en las ciencias y las paraciencias. Con anterioridad, ya existió una sociedad cristiana denominada «Lobos de Dios», encargada de luchar contra la hechicería y la brujería, fundada en el año 1510 y disuelta en 1750.

Las psicofonías, los fuegos inmotivados, la telepatía, etc., son realidades del mundo. Cada uno es libre de interpretarlos, pero son un hecho innegable. Las prestigiosas universidades de Duke, Stanford o Princeton investigan estos fenómenos, y el mismo Albert Einstein creía en la posibilidad de que tuvieran una base física.

Los proyectos PEAR, Conciencia Global o STAR GATE son reales, así como el laboratorio japonés ES-PER, propiedad de la multinacional Sony Corporation.

Las cartas Zener fueron creadas en los años treinta del siglo XX por el psicólogo Karl Zener, y utilizadas científicamente por el profesor J. B. Rhine, de la Universidad de Duke, con la intención de verificar la capacidad extrasensorial en las personas.

La magia negra no es sólo una superstición del pasado. Se utiliza todavía en muchos lugares del mundo, con renovada intensidad. El ritual vudú que se cita en esta novela está basado en prácticas reales, que llegan a veces a lo delictivo.

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