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El propósito de «El informe» es clarificar la confusión que ha causado «Sobre la obra Hairui es despedido de la oficina» de la señora Mao. El objetivo es restringir la crítica a un terreno académico, dice Peng. Hacia el final de la reunión Peng pide al vicepresidente Liu y a Deng Xiao-ping que firmen una carta secundando «El informe». Al día siguiente Mao recibe la carta y «El informe».

Mi marido no pone objeciones a «El informe». De hecho, nunca se permite ponerse en una situación en la que debe dar una respuesta afirmativa o negativa. Comprende que un rechazo significaría rechazar al noventa por ciento de los miembros de su gabinete. Vive para hacer el papel de salvador, no de verdugo.

En el futuro, a Mao siempre lo recordarán por sus buenas obras. Por ejemplo, la historia tan divulgada acerca del funeral del mariscal Chen Yi en 1975. El hecho de que acudiera en pijama demostraba las prisas que se había dado para llegar allí. A los espectadores se les hizo creer en la sinceridad de su dolor. Pero lo cierto es que Mao podría haber salvado la vida del mariscal pronunciando un simple «no» para detener a los guardias rojos que lo torturaron hasta matarlo.

No quiero decir con ello que tenga mis reservas sobre las tácticas de mi marido. Estoy con él. Es un gran hombre, un visionario con un gran sueño para su país. La meta de la revolución es el paraíso. Siempre he entendido que «la revolución consiste en que una clase derribe a otra mediante la acción violenta»; lo hemos arriesgado todo por esta frase.

El juego continúa. Mao se ha propuesto arrasar a la oposición. En las reuniones del Partido, sonríe y habla con Liu y Deng. Les pregunta por sus familias y bromea sobre la afición de Deng a jugar al póquer. Tiene la habilidad de desarmar y cautivar con su palabra, y hacer que sus víctimas abandonen sus sospechas hasta que se convierten en una puerta abierta. Entonces ataca.

El alcalde de Pekín, Peng Zhen, está encantado porque Mao ha aprobado «El informe». Da por sentado que cuenta con su apoyo. La noticia deja tranquilos al vicepresidente Liu y a Deng Xiao-ping.

Conozco a mi marido. Es posible que finja que está enfermo y se retire, pero volverá y tomará a su enemigo por asalto. Es lo que está haciendo ahora. Planeando la batalla, recolocando sus piezas en el tablero de ajedrez. Cree que está en juego el futuro de China. Cree que se está enfrentando a un golpe de Estado, que su ejército se está sublevando. Cree que sólo cuenta con la lealtad de un ejército de la provincia del norte, encabezado por el mariscal Lin, el hombre de aspecto enfermizo.

Durante años el mariscal Lin intenta todo lo habido y por haber para ganarse el favor de Mao. Su colega, el mariscal Luo-Rei-qing, no sólo está asqueado con su conducta, sino que también lo tacha de hipócrita.

Conocí a Lin a través de Kang Sheng. Kang Sheng dice que Lin Piao siempre ha deseado casarse, y ahora lo ha conseguido.

Visito a la familia de Lin. Menciono al mariscal Luo y digo que es nuestro enemigo común.

¿Qué tienes contra él? pregunta Lin.

Yo quería tener un cargo oficial en el Partido. Pensé que el mariscal Luo era amigo íntimo de mi marido y estaría dispuesto a ayudarme. Quería que el ejército participara en la Revolución Cultural.

¿Qué pasó?

El mariscal Luo rehusó. Me da vergüenza entrar en detalles… ¡Si por él fuera no podría llevar uniforme siquiera!

No siga, señora Mao. Sé qué hacer al respecto. ¿Por qué no viene al cuartel y da un seminario?

El 20 de febrero de 1966, con un uniforme recién estrenado, la señora Mao, Jiang Qing, pronuncia un discurso contra «El informe». Es la primera vez en su vida que preside una reunión a la que asisten los dirigentes de estado y miembros de las fuerzas armadas. Experimenta el pánico de salir a escena. Pero se siente segura de sí misma. Después informa a Mao de lo que ha hecho. Éste la felicita.

En adelante Lin Piao y la señora Mao se reúnen a menudo. Forman una alianza para ayudarse mutuamente a deshacerse de sus enemigos.

Después de mi discurso, el cuartel general de Lin publica un folleto. «Compendio de los debates mantenidos por la camarada Jiang Qing y patrocinados por el camarada Lin Piao.» Es el texto de mi discurso. El subtítulo es «Sobre el papel de las artes en el ejército», pero se conoce simplemente como «El compendio».

«La camarada Jiang Qing es un miembro modélico de nuestro Partido», se lee en la cubierta escrita a mano por el mariscal Lin. «Ha hecho enormes contribuciones y sacrificios por nuestro país. La Revolución Cultural le ha brindado una oportunidad para demostrar sus dotes de liderazgo. Brilla como un talento político.»

Mao está satisfecho con «El compendio». En él proclamo que el maoísmo es la principal y única teoría del Partido Comunista Chino.

Durante las cuatro semanas siguientes Mao me llama cuatro veces para revisar personalmente «El compendio». En abril da la orden de convertirlo en el manual de cada miembro del Partido Comunista.

Te toco con estas manos, las acerco a tus ardientes mejillas para que se enfríen.

Me miro al espejo y me abrazo por todo lo que he pasado. Me quito las gafas y me miro los ojos hinchados.

Te he hecho llorar, te he hecho amar y te he hecho dar volteretas sobre puntas de cuchillos. Eras un ventilador en invierno y una estufa en verano; nadie te quería. Pero ahora te ha llegado la hora.

Mi nuevo papel me ayuda a ver la felicidad bajo otro aspecto. Está más allá de la lujuria y el compañerismo, más allá de la noción corriente del amor. He recorrido la tierra en estado salvaje y sé que todos los seres humanos están solos en el fondo. He decidido dejar a un lado el silencio y responder con música. Me he convertido en una fuente exuberante.

En el reino de mi corazón el feroz sol del verano dorado hace salir las hojas.

¿Ves cómo se alzan los tallos verdes de los lirios, y cómo las abejas recogen néctar de una interminable hilera de alfalfa?

El 28 de marzo Mao celebra en su estudio una reunión secreta. Los únicos asistentes son Jiang Qing, Kang Sheng y Chun-qiao. Mao lo considera una reunión del Politburó, aunque están excluidos sus miembros oficiales, el vicepresidente Liu, el primer ministro Chu, el comandante en jefe Zhu De, el viceprimer ministro Chen Yun y Deng.

La reunión dura tres días enteros. Mao señala que «El informe» del alcalde de Pekín no ha logrado hacer realidad los principios del comunismo. «Es hora de que nos rebelemos», instruye Mao. «El viejo Politburó ya no trabaja para la revolución. Abajo el Departamento de Cultura y el Comité del alcalde de Pekín. ¡Enviemos los demonios al infierno y liberemos los fantasmas!»

Mao se vuelve hacia Chun-qiao y pregunta cuánto tardará en preparar artículos criticando «El informe».

Aparecerán entre 2 y el 5 de abril, responde Chun-qiao.

¿En El Diario del Pueblo y la revista Bandera Roja?

Sí, servirán para lanzar un ataque a escala nacional.

Tal como hacía en tiempo de guerra, Mao nombra a Kang Sheng responsable del refuerzo. Encárgate de librarte de todos los perros que se atrevan a bloquearnos el paso.

Después de la reunión están exhaustos. Ella lo observa en silencio. Está sentado en la silla de junco y tiene la cabeza apoyada contra el respaldo. A ella le saltan las lágrimas. Lo recuerda sentado en la misma postura, contemplando la conquista de China. Estaba tan enamorada de él que respiraba con cuidado por miedo a distraerlo.

Repasa mentalmente las notas de la reunión. Le gusta el silencio que reina en la habitación. Sabe que él está a gusto con ella. Tal como se sentían en Yenan. La satisfacción, el compañerismo.

Vamos a dar un paseo por el Palacio de Verano, propone él de pronto levantándose.

Ella lo sigue sin decir una palabra. Advierte que lleva un calzado de cuero nuevo. Recuerda que odia los zapatos nuevos y le pregunta si quiere ponerse sus sandalias de algodón.

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