– Pero señor Presidente, si quien suelta la noticia es su propio jefe de Gabinete, el licenciado De la Canal…
– Exjefe de Gabinete. El licenciado de la Canal ha renunciado esta tarde a su puesto.
– Ah, señor Presidente, también el secretario de Gobernación Bernal Herrera acaba de anunciar su renuncia.
– Así es, señores. Tácito de la Canal y Bernal Herrera dejan sus funciones oficiales para entregarse en cuerpo y alma a sus trabajos de campaña como precandidatos a la Presidencia. Yo les agradezco a ambos los grandes servicios que le han prestado al país y a mí en lo personal. Creo que esta noticia es más importante que andar hurgando en mi vida privada.
– Tiene usted toda la razón, señor Presidente.
– Les repito. Deseo reconocer la probidad y eficiencia de estos dos colaboradores que hoy se alejan de puestos de confianza donde en todo momento me demostraron lealtad. Esa es la noticia del día.
– Cuente con nuestra discreción absoluta. Allí muere.
– Gracias, señores.
De modo que actúa con frialdad, María del Rosario. Date cuenta de quién es nuestro Presidente y espérate a que arranque la campaña de Tácito para desatar el escándalo. Recógete unos instantes, mujer, y recuerda lo que me dijiste el día que optamos por ocultar al niño:
– No. Si confieso mis desgracias, perderé respeto. Incluso perderé amor.
Y yo te contesté:
– Nunca te castigues por ser feliz. Recuerda que estamos donde estamos porque nunca nos hemos dejado arrastrar por los sentimientos.
Posdata: Esta cinta te la entregará personalmente el joven Jesús Ricardo Magón. Ha entrado a la oficina como colaborador de tu protegido el subsecretario Nicolás Valdivia, quien le tiene absoluta confianza. Una vez que escuches el casete, destrúyelo, como confío en que hayas destruido todas nuestras anteriores comunicaciones por este medio. María del Rosario, no me hagas dudar de ti, como al principio…
PPD: Acabo de comer en mi despacho con el Director del Diario En Contra, Reynaldo Rangel. Yo creí que el Presidente había convocado en persona a los magnates de la prensa y (aunque hoy esté a oscuras) televisión. Rangel me informa que la reunión fue sumamente extraña. Sucedió puerta (o cortina) de por medio. El Presidente no se dejó ver. La plática fue a través de una cortina cerrada, pero como todos conocen la voz de Lorenzo Terán y la conversación fue muy fluida, nadie dudó de que el interlocutor fuese el Presidente. En todo caso (incluso en caso de duda) más les convenía a todos aceptar la solicitud presidencial… Pero aquí hay un misterio. Te repito, destruye la cinta. Y te repito, recuerda quién eres, quiénes somos, no te dejes llevar por tus hormonas, no traiciones tus propias reglas (no es indirecta). Que la frialdad gobierne a la furia…
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Diputado Onésimo Canabal a diputada Paulina Tardegarda
Distinguida colega y fiel amiga, ya conoces la manera como actúo. Creo que científicamente se llama "mimetismo" y es como los camaleones, que cambian de color para confundirse con el paisaje y no ser vistos. O sea, toman el color de la piedra si están sobre una piedra y el de la corteza del árbol si allí se encuentran. Pues yo, mi querida Paulina, estoy en el cruce de caminos. Caminos sin asfalto, andurriales, puro lodo, lo que se dice un muladar.
No cuento, por principio de cuentas, lo que ya sabes. O mejor, lo repito para tener completo el cuadro, o como dicen los ches, "tener la chancha y los veintes".
Los partidos están divididos. El propio partido del Presidente, Acción Nacional, se ha desmembrado en el ala ultrarreaccionaria y clerical, el centro democristiano y la izquierda panista asociada a la teología de la liberación. El Partido Revolucionario Institucional se ha partido en ocho. El ala ultraderechista que pide orden y represión. Los dinosaurios que se limitan a envejecer en el Museo de Historia Política Nacional. Los tecnócratas neoliberales que mantienen encendida la llama de la Diosa Macroeconomía. Los nacionalistas que ven en las reivindicaciones de soberanía la razón de ser del PRI. Los populistas que prometen todo y no cumplen nada. Más las facciones agraristas, sindicales y burocráticas del viejo corporativismo cardenista.
Fíjate nada más. En vez de la aplanadora del antes llamado Invencible PRI, ahora hay ocho minipartidos en busca de la unidad perdida.
Y a la izquierda, los verdes que son del color del dólar, los socialdemócratas que siguen el modelo europeo, los neocardenistas que quieren regresar a 1938, los marxistas de cuño leninista y los de profesión trotskista, más los que piden leer los escritos del joven Marx para proclamar "El marxismo es un humanismo".
No olvido a los grupúsculos indigenistas, ni a los desvelados de dos extremos: anarquistas y sinarquistas.
Mi manera de domar este circo en el Congreso, ya lo sabes, es hacerme ojo de hormiga y navegar con bandera de pendejo. Como si no estuviera allí. Que nadie me haga caso.
Me sé de memoria la táctica del Presidente y de su secretario de Hacienda Andino Almazán. Primero presentan las medidas que nuestro "Congreso confeti" de seguro va a rechazar porque son las que ofenden la sensibilidad popular o nacionalista y pueden ser denunciadas como leyes neoliberales, reaccionarias o antinacionalistas: impuestos a medicinas y alimentos, privatizaciones, gravamen de los libros… Para no aparecer como una recua de holgazanes (si no fueras mujer, emplearía otra palabra) el Congreso, por su propia iniciativa, aprueba las leyes que el gobierno no presentaría para no ofender a los ricos. O sea, impuestos progresivos, aumento del gravamen sobre la renta y ganancias de capital. Ya sabes, lo que de veras le da ingresos al gobierno, no el impuesto sobre las aspirinas o sobre los libros -que tú misma devoras- de Isabel Allende.
Así manejamos tú y yo a nuestro ingobernable Congreso. Ya se volvió regla y tú eres mi mejor aliada porque eres mujer, porque eres prohibitivamente austera (perdona, es tu gusto andar vestida como monja, no lo critico) y porque eres de Hidalgo, un estado inverosímil porque nadie se acuerda de que existe.
Pues ahora, mi austera e inverosímil señora, la necesito a usted como nunca para organizar el caos legislativo y hacer frente a las presiones que se nos vienen encima.
La primera es la amenaza de un levantamiento armado. Tengo bastantes indicios ("no me preguntes más, déjame imaginar… ") de que Cícero Arruza anda alborotando a la oficialidad, a los caciques locales y al mismísimo general Bon Beltrán, o como se llame porque no lo sé escribir si no tengo el nombre frente a mí y a mí las lenguas extranjeras nomás no se me dan, te digo, Paulina, que Arruza quiere declarar al Presidente Lorenzo Terán incompetente "por causa grave", como dice el artículo 86 de la Constitución. Y como la mayoría del Congreso juzga incompetente al Presidente Terán, la medida puede fructificar. Sólo que entonces le toca al Congreso decidir quién va a ser el Presidente Sustituto para cumplir el sexenio de Terán.
No tengo idea de a quién tienen en mente Cícero y sus aliados. ¿Sus aliados? ¿Nomás porque él lo dice? Averigua, Paulina, si de verdad los caciques y el señor secretario de la Defensa de impronunciable nombre alemán acompañan al general Arruza en su intentona de asonada militar, porque a eso se reduce su propósito.
Otro que me respira en el cogote es el expresidente César León, y ese sí que es tenebrosón. Él también maniobra para que el Congreso declare incompetente a Terán, pero no suelta prenda sobre quién debería sustituirlo provisionalmente, concluir el periodo y convocar a elecciones previa reforma del artículo 83 para que antes de la elección del 2024 se acepte la reelección de Presidente -o sea, la reelección del propio César León.