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Venid acá.

Eddie O'Hare vivía en una especie de paraíso masturbatorio. Debió haberse quedado allí, debió tomarlo como residencia permanente. Como no tardaría en descubrir, poseer más de lo que ya tenía con respecto a Marion no le parecería suficiente. Pero Marion controlaba la relación. Si iba a ocurrir algo más entre ellos, sólo ocurriría cuando ella tomara la iniciativa

Empezaron a salir juntos a cenar. Ella le llevaba y se ponía al volante, sin preguntar al muchacho si quería conducir. Era sorprendente, pero Eddie se sentía agradecido hacia su padre por haber insistido en que añadiera al equipaje unas camisas de vestir, corbatas y la chaqueta deportiva "para todo uso". Pero cuando Marion le vio vestido con su tradicional uniforme de Exeter, le dijo que podía prescindir de la corbata y la chaqueta, pues no las necesitaba para ir adonde iban. El restaurante, en East Hampton, era menos lujoso de lo que Eddie había esperado, y era evidente que los camareros estaban acostumbrados a ver allí a Marion. Le sirvieron las tres copas de vino que tomó sin que tuviera que pedírselo

Eddie desconocía hasta entonces que fuese tan habladora.

– Ya estaba embarazada de Thomas cuando me casé con Ted -le contó-. Sólo tenía un año más de los que tienes tú ahora. (La diferencia de sus edades era un tema recurrente en ella). Cuando naciste, yo tenía veintitrés. Cuando tengas mi edad, yo tendré sesenta y dos -siguió diciendo, y en dos ocasiones se refirió al regalo que le había hecho, la rebeca de cachemira rosa-. ¿Te gustó mi sorpresita? -le preguntó

– ¡Muchísimo! -balbució él

Marion se apresuró a cambiar de tema y le dijo que en realidad Ted no había abandonado Harvard. Le pidieron que tomara una excedencia temporal

– Por "incumplimiento", creo que lo llamaban -dijo Marion. En la nota biográfica que aparecía en las sobrecubiertas de sus libros, siempre se afirmaba que Ted Cole había abandonado Harvard. Al parecer, esa verdad a medias le complacía, pues daba a entender que había sido lo bastante listo para ingresar en Harvard y lo bastante original para que no le interesara terminar los estudios

– Pero lo cierto es que era perezoso -reveló Marion-. Nunca quiso esforzarse demasiado. -Tras una pausa, le preguntó a Eddie: ¿Qué tal te va el trabajo?

– No hay mucho que hacer -le confesó el muchacho

– Me extrañaría que lo hubiera -replicó ella-. Ted te contrató porque necesitaba un conductor

Marion no había finalizado la enseñanza media cuando conoció a Ted y quedó embarazada. Pero en el transcurso de los años, cuando Thomas y Timothy estaban creciendo, aprobó un examen equivalente al bachillerato superior, y fue completando cursos a tiempo parcial en diversos campus universitarios de Nueva Inglaterra. Tardó diez años en graduarse por la Universidad de New Hampshire, en 1952, sólo un año antes de que sus hijos se mataran. Estudió sobre todo cursos de literatura e historia, muchos más de los necesarios para obtener un título universitario. Su renuencia a seguir los otros cursos requeridos retrasó la licenciatura

– Al final sólo quería tener un título universitario porque Ted no lo tenía -le dijo a Eddie

Thomas y Timothy se enorgullecieron de su graduación. -Me estaba preparando para dedicarme a escribir cuando murieron -le informó Marion-. Aquello acabó con mis aspiraciones

– ¿Eras escritora? -le preguntó Eddie-. ¿Por qué lo dejaste?

Ella le dijo que no podía encontrar inspiración en sus pensamientos más profundos cuando en lo único que pensaba era en la muerte de los chicos; no podía permitirse imaginar libremente, porque su imaginación la llevaba de una manera inevitable a Thomas y Timothy

– Y pensar que me gustaba estar a solas con mis pensamientos… -le dijo a Eddie, y añadió que dudaba de que a Ted le hubiera gustado alguna vez estar a solas con los suyos-. Por eso sus relatos son tan cortos y para niños, por eso no hace más que dibujar

Eddie, sin darse cuenta de lo harto que estaba de las hamburguesas, devoró una copiosa cena

– ¡Ni siquiera el amor puede frenar el apetito de un chico de dieciséis años! -observó Marion

Eddie se ruborizó. No tenía que haberle dicho cuánto la quería. Seguro que a ella no le había gustado

Y entonces Marion le contó que cuando colocó para él sobre la cama la rebeca de cachemira rosa y, sobre todo, mientras elegía el sujetador y las bragas y los depositaba en sus lugares respectivos ("para el acto imaginado", como ella le dijo), se había dado cuenta de que aquél era su primer impulso creativo desde la muerte de sus hijos, y también que había sido su primer y único momento de lo que ella llamaba "diversión pura". La supuesta pureza de esa diversión era discutible, pero Eddie nunca habría puesto en tela de juicio la sinceridad de las intenciones de Marion, y sólo hería levemente sus sentimientos que lo que para él era amor, para ella no pasara de "diversión". Incluso a los dieciséis años, debería haber comprendido mejor la advertencia que ella estaba haciéndole

Cuando Marion conoció a Ted, éste le dijo que "recientemente" había abandonado los estudios en Harvard y estaba escribiendo una novela. En realidad, habían pasado cuatro años desde su salida de Harvard, y estaba siguiendo unos cursos en una escuela artística de Boston. Siempre había sabido dibujar, y en ese campo se consideraba un "autodidacta". (Los cursos en la escuela de arte no eran tan interesantes para él como las modelos.)

Durante su primer año de matrimonio, Ted trabajó para un litógrafo, una tarea que detestó de inmediato

– Ted habría detestado cualquier trabajo -comentó Marion. No le gustaba la litografía ni el grabado, y le dijo a su mujer que ni el cobre ni la piedra eran sus materiales preferidos

Ted Cole publicó su primera novela en 1937, cuando Thomas tenía un año de edad y Marion todavía no estaba embarazada de Timothy. Las críticas fueron en general favorables, y las ventas estuvieron bastante por encima de la media para ser una primera novela. Ted y Marion decidieron tener un segundo hijo. Las críticas de la segunda novela, publicada en 1939, un año después de que Timothy naciera, no fueron ni favorables ni numerosas. Del segundo libro sólo se vendieron la mitad de ejemplares que del primero. La tercera novela de Ted, que se publicó en 1941, "un año antes de que nacieras", le recordó Marion a Eddie, apenas recibió críticas, y las pocas que tuvo fueron desfavorables. Las ventas fueron tan bajas que el editor de Ted se negó a darle las cifras definitivas. Y entonces, en 1942, cuando Thomas y Timothy tenían seis y cuatro años respectivamente, apareció El ratón que se arrastra entre las paredes. La guerra retrasaría las numerosas traducciones extranjeras, pero antes de que éstas llegaran estuvo claro que Ted Cole nunca más tendría que odiar un trabajo o escribir otra novela

– Dime -preguntó Marion a Eddie-, ¿no te da escalofríos saber que tú y El ratón que se arrastra entre las paredes nacisteis el mismo año?

– Sí, es verdad -admitió el muchacho

Pero ¿por qué habían pasado por tantas ciudades universitarias? Los Cole habían vivido a lo largo y ancho de Nueva Inglaterra

Desde el punto de vista del comportamiento, la vida sexual de Ted era desordenada. Ted le había dicho a Marion que las poblaciones universitarias eran los mejores lugares para educar a los hijos, pues la calidad de las escuelas locales era por lo general elevada, mientras que las actividades culturales y los acontecimientos deportivos en el campus eran estímulos para la comunidad. Además, Marion podría continuar su formación. Y en el aspecto social, añadió Ted, las familias de los profesores serían una buena compañía. Al principio Marion no reparó en la cantidad de madres jóvenes que figuraban entre aquellas esposas de profesores

Aunque Ted evitaba cualquier cosa que se pareciera a un auténtico trabajo en la universidad (aparte de que no estaba cualificado para desempeñar ninguno), cada semestre daba una conferencia sobre el arte de escribir y dibujar para niños. A menudo esas conferencias estaban patrocinadas conjuntamente por el departamento de bellas artes y el de lengua y literatura inglesas. Ted era siempre el primero en afirmar que, en su humilde opinión, el proceso de creación de un libro infantil no era un arte, y prefería llamarlo un oficio

Pero Marion observó que el verdadero "oficio" de Ted era su descubrimiento y seducción sistemáticos de las jóvenes madres más bonitas y más desdichadas entre las esposas de los profesores. De vez en cuando, una estudiante también caía en las redes de Ted, pero las madres jóvenes constituían una presa más vulnerable

No es infrecuente que las aventuras amorosas terminen de mala manera, y como los matrimonios de las más desdichadas de aquellas esposas de profesores ya eran frágiles de por sí, no resultaba sorprendente que muchas parejas se separasen definitivamente a causa de las aventuras románticas de Ted

– Y por eso siempre estábamos cambiando de residencia -le dijo Marion a Eddie

En las poblaciones universitarias encontraban con facilidad casas en alquiler. Siempre había profesores en excedencia y la tasa de divorcios era relativamente alta. El único hogar que los Cole habitaron durante un período de tiempo considerable fue una granja en New Hampshire; iban allí para pasar las vacaciones escolares, para ir a esquiar y durante uno o dos meses en verano. La casa pertenecía desde tiempo inmemorial a la familia de Marion

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