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El diario de Ruth y unas postales seleccionadas

La lectura en Freising no ha estado mal, pero no sé si yo misma o el público hemos sido más sosos de lo que esperaba. Luego cena en un antiguo monasterio con techos abovedados. Bebí demasiado

Cada vez que estoy en Alemania recuerdo el contraste, en un lugar como el vestíbulo del Vier Jahreszeiten, entre los clientes del hotel bien vestidos (los hombres de negocios, siempre tan formales) y ese aspecto desgarbado de los periodistas, que parecen deleitarse en su desaliño como adolescentes empeñados en ofender a sus padres. Una sociedad desagradablemente enfrentada a sí misma, de una manera muy similar a la nuestra, pero al mismo tiempo por delante de nosotros e incluso más deteriorada

O no he superado el desfase horario o una nueva novela empieza a fraguarse en el fondo de mi mente. Lo cierto es que no puedo leer nada sin saltarme muchas cosas. El menú del servicio de habitaciones, la lista de atractivos del hotel, el primer tomo de La vida de Graham Greene, de Norman Sherry, que no me había propuesto traerme aquí…, sin duda lo metí en la bolsa sin pensar. Lo único que puedo leer son las últimas líneas de párrafos que parecen importantes, esas frases finales antes de que la escritura dé paso al blanco de la página. Sólo de vez en cuando me llama la atención una frase en medio de un párrafo. Y soy incapaz de leer de una manera ordenada, pues mi mente sigue saltando hacia delante

Sherry escribe acerca de Greene: "Su búsqueda de lo escandaloso, lo sórdido, lo sexual y lo desviado le llevó en muchas direcciones, como muestra su diario". Me pregunto si mi diario también lo muestra. Espero que sí. Me mortifica que la búsqueda de lo escandaloso, lo sórdido, lo sexual y lo desviado sea la conducta esperada (aunque no del todo aceptable) de los escritores varones. Sin duda me habría beneficiado, como escritora, haber tenido el valor de buscar más lo escandaloso, lo sórdido, lo sexual y lo desviado. Pero, a las mujeres que buscan tales cosas, o la gente las hacen sentirse avergonzadas, o parecen estrepitosamente ridículas cuando se defienden, y entonces es como si se jactaran

Supongamos que pagara a una prostituta para que me dejara verla con un cliente, a fin de captar cada detalle de los encuentros más furtivos… ¿No es eso, en cierto modo, lo que debería hacer un escritor? Sin embargo, hay temas que siguen estando vedados a las escritoras. Es algo parecido a esa dicotomía que existe con respecto al pasado sexual: es permisible, incluso atractivo, que el hombre lo haya tenido, pero si una mujer ha tenido un pasado sexual, lo mejor que puede hacer es mantenerlo en secreto

Sí, debo de estar empezando una nueva novela. Mi aturdimiento está demasiado concentrado para que se deba al desfase horario. Estoy pensando en una escritora, una mujer más extremada que yo… más extremada como escritora y como mujer. Se esfuerza al máximo por observarlo todo, por captar el menor detalle. No quiere necesariamente quedarse soltera, pero cree que el matrimonio le impondrá ciertas restricciones. No es que necesite experimentarlo todo (no es una aventurera sexual), sino que quiere verlo todo

Supongamos que paga a una prostituta para que le deje observar mientras ella está con un cliente. Supongamos que no se atreve a hacerlo ella sola y que, por ejemplo, lo hace con su novio (un novio granuja, por supuesto). Y lo que ocurre con el novio, como resultado de observar a la prostituta, es tan degradante, tan vergonzoso, que basta para que la escritora cambie de vida

Sucede algo que es más que escandaloso, demasiado sórdido, demasiado desviado. Esa novela es una demostración de una clase de desigualdad sexual: la escritora, impulsada por su necesidad de observar, va demasiado lejos. En cuanto a lo que sucede exactamente, esa experiencia concreta con la prostituta, si la escritora fuese hombre, no existiría culpa ni degradación

Norman Sherry, el biógrafo de Greene, escribe acerca del "derecho y la necesidad del novelista a utilizar su experiencia y la ajena". El señor Sherry cree que hay un algo despiadado en este "derecho" del novelista, esta terrible "necesidad", pero la relación que existe entre la observación y la imaginación es más complicada que ese algo despiadado. Hay que imaginar un buen relato y luego procurar que los detalles parezcan reales. A la hora de lograr que los detalles parezcan reales, sirve de ayuda que algunos de ellos lo sean. La experiencia personal se sobreestima, pero la observación es esencial

Está claro que no se trata del desfase horario, sino que es una novela. Empieza con el pago a una prostituta, un acto tradicionalmente contaminado de vergüenza. No, estúpida…, ¡empieza con el novio granuja! Sin duda haré que sea zurdo. Un amigo pelirrojo…

Estoy harta de que Hannah me diga que debería parar mi reloj biológico y casarme (o no) por las razones "correctas", no "meramente" porque mi cuerpo cree que quiere tener un hijo. Puede que Hannah haya nacido sin reloj biológico, pero desde luego responde a todas las demás cosas que su cuerpo cree desear… aunque entre ellas no esté tener un hijo

[En una postal en la que aparece una exposición de salchichas en el Viktualienmarkt de Munich, dirigida a Hannah.]

TE PERDONO, PERO TÚ MISMA TE PERDONAS CON DEMASIADA FACILIDAD. SIEMPRE LO HAS HECHO. BESOS, RUTH

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