Para asegurar la paz en la operación, McKenzie tomó el mando de las restantes operaciones, e Yvonne era la única que podía vetarlo. Ahora bien, en cuanto Yvonne daba su opinión, las mejillas del jefe de agencia tenían una cierta tendencia a volverse rojas, y su vocabulario se reducía a «Tiene usted toda la razón, Yvonne».
Al final de la tarde, la planta baja se había reorganizado totalmente. Sólo quedaba por aclarar la cuestión del primer piso. A Mathias le parecía que su habitación era peor que la de su mejor amigo. Antoine no veía el motivo, pero prometió ocuparse de ello con la mayor rapidez posible.