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Naturalmente, tuvo que dejar el servicio del sultán por los mismos motivos que había tenido que huir de Persia. Sabía demasiadas cosas. Entonces, muy cansado de su aventurera, extraordinaria y monstruosa vida, deseó ser como los demás. Y se hizo maestro de obras como otro cualquiera que construye casas para todo el mundo, con ladrillos normales y corrientes. Realizó ciertos trabajos de cimentación en la ópera. Cuando se vio en los sótanos de un teatro tan grande, su naturaleza artística, fantasiosa y mágica se impuso. Además, ¿no seguía siendo igual de feo? Soñó con hacerse una mansión desconocida para el resto del mundo y que le ocultaría para siempre de las miradas de los hombres.

Ya se sabe y se adivina lo demás. Transcurre a lo largo de esta increíble y, sin embargo, verídica aventura. ¡Pobre desventurado de Erik! ¿Hay que compadecerlo? ¿Hay que maldecirlo? No pedía ser más que alguien como los demás. ¡Pero era demasiado feo! Tuvo que ocultar su genio, o jugar con él, cuando, de tener un rostro normal, hubiera sido uno de los hombres más nobles de la raza humana. Tenía un corazón en el que habría cabido un imperio; pero tuvo que contenerse con una cueva. ¡En realidad, hay que compadecer al fantasma de la ópera!

He rezado, pese a sus crímenes, sobre sus restos, ¡y que Dios se haya apiadado de él! ¿Por qué hizo Dios un hombre tan feo?

Estoy seguro, muy seguro, de haber rezado sobre su cadáver cuando el otro día lo sacaron de la tierra, en el lugar exacto donde enterraban a las voces vivas; era su esqueleto. No fue por la fealdad de su cabeza por la que lo reconocí, ya que, cuando ha pasado tanto tiempo todos los muertos son feos, sino por el anillo de oro que llevaba y que Christine Daaé había venido sin duda a colocarle en el dedo antes de sepultarle, como le había prometido.

El esqueleto se encontraba muy cerca de la fuentecita, en el lugar en que por primera vez, cuando la arrastró a los sótanos del teatro, el Ángel de la Música había sostenido en sus brazos temblorosos a Christine Daaé desmayada.

¿Y ahora qué harán de ese esqueleto? ¿Lo arrojarán a la fosa común?… Yo afirmo: que el lugar del esqueleto del fantasma de la Ópera está en los archivos de la Academia Nacional de Música; no es un esqueleto vulgar y corriente.

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