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El primer documento contenía un texto de once páginas y constituía el informe de Bilbo. Otro estaba compuesto por ochenta y cuatro páginas bajadas de Internet. Los dos siguientes eran recortes escaneados del periódico local Austin American-Statesman, y el último de todos ofrecía un panorama general sobre la congregación del doctor Forbes: The Presbyterian Church of Austin South.

Dejando de lado el hecho de que Lisbeth Salander se supiera de memoria el tercer libro del Pentateuco -un año antes tuvo verdaderos motivos para estudiar la bíblica legislación de castigos-, sus conocimientos sobre la historia de la religión eran muy modestos. Exceptuando que sabía que las iglesias judías se llamaban sinagogas, su idea sobre las diferencias existentes entre ésta, la presbiteriana y la católica era más bien pobre. Por un instante temió verse obligada a profundizar hasta el más mínimo detalle en aspectos teológicos. Luego se dio cuenta de que le importaba una mierda el tipo de iglesia a la que perteneciera el doctor Forbes.

El doctor Richard Forbes, a veces llamado reverendo Richard Forbes, tenía cuarenta y dos años. La página web de la Church of Austin South revelaba que la iglesia tenía siete empleados. El reverendo Duncan Clegg figuraba en el primer lugar de la lista, lo cual dejaba adivinar que se trataba de la principal figura teológica de aquella iglesia. Una foto mostraba a un hombre fuerte de abundante pelo canoso y una barba gris bien recortada. Richard Forbes se encontraba en el tercer lugar de la lista y era el responsable de los temas educativos. Junto a su nombre aparecía, entre paréntesis, Holy Water Foundation.

Lisbeth leyó el mensaje introductorio de la iglesia:

Mediante la oración y la acción de gracias vamos a servir al pueblo de Austin South ofreciéndoles la estabilidad, la teología y la ideología esperanzadora que propugna la Iglesia Presbiteriana de América. Como servidores de Cristo ofrecemos amparo a los necesitados y la promesa de la redención a través de la oración y la bendición baptista. Alegrémonos del amor que Dios nos tiene. Nuestro deber es derribar los muros que existen entre las personas y eliminar los obstáculos que impiden la comprensión del mensaje de amor de Dios.

Inmediatamente debajo de la introducción venía el número de cuenta corriente de la iglesia y una exhortación para poner en práctica el amor a Dios.

La breve biografía sobre Richard Forbes proporcionada por Bilbo era excelente. Gracias a ella Lisbeth se enteró de que Forbes nació en Cedar's Bluff (Nevada) y de que -antes de cumplir los treinta y un años y unirse a la Church of Austin South- trabajó como agricultor, hombre de negocios, bedel, corresponsal local de un periódico de Nuevo Méjico y manager de una banda de rock cristiano. También se había formado como contable y, además, estudió arqueología. Sin embargo, Bilbo no fue capaz de encontrar ningún título oficial de «doctor».

Forbes conoció a Geraldine Knight, única hija del ranchero William F. Knight, miembro destacado de la Austin South. Richard y Geraldine se casaron en 1997, tras lo cual despegó la carrera de Richard Forbes dentro de la iglesia. Se convirtió en jefe de la Fundación Santa María, cuya misión consistía en «invertir el dinero de Dios en proyectos educativos para los necesitados».

Forbes había sido arrestado en dos ocasiones. En 1987, con veinticinco años, fue acusado de provocar graves daños físicos en un accidente de tráfico. En el juicio resultó absuelto. Por lo que Lisbeth pudo deducir de los recortes de prensa, realmente era inocente. En 1995 fue demandado por malversación de fondos de la banda de rock de la que era manager. También en esa ocasión fue declarado inocente.

En Austin se convirtió en un conocido personaje y en miembro de la comisión educativa de la ciudad. Estaba afiliado al Partido Demócrata, y participaba asiduamente en actos de caridad en los que recaudaba dinero para costear la educación de familias con pocos recursos. La Church of Austin South dedicaba gran parte de su actividad misionera a familias de habla hispana.

En el año 2001 Forbes fue acusado de ciertas irregularidades económicas relacionadas con la Fundación Santa María. Un artículo periodístico insinuaba que el susodicho había destinado a fondos de inversión una cantidad de dinero mayor que lo estipulado en los estatutos. Las acusaciones fueron refutadas por la iglesia, y el pastor Clegg se mostró claramente a favor de Forbes en el debate que se desencadenó. No se llegó a dictar auto de procesamiento, y de la auditoría tampoco salió nada criticable.

Lisbeth se detuvo con interés en la economía privada de Forbes y empezó a reflexionar. Contaba con unos ingresos anuales de sesenta mil dólares, un sueldo bastante decente, pero carecía de bienes propios. El miembro de la familia que representaba la estabilidad económica era su esposa, Geraldine Forbes, cuyo padre falleció en 2002. Su hija fue la única heredera de una fortuna de más de cuarenta millones de dólares. La pareja no tenía hijos.

Por consiguiente, Richard Forbes dependía de su mujer. Lisbeth frunció el ceño. No era un buen punto de partida para dedicarse a maltratarla.

Lisbeth se conectó a Internet y le mandó un breve mensaje encriptado a Bilbo dándole las gracias por el informe. También hizo una transferencia de quinientos dólares al número de cuenta que Bilbo le había indicado.

Salió al balcón y se apoyó en la barandilla. El sol se estaba poniendo. Un viento cada vez más fuerte sacudía las ramas de las palmeras situadas a lo largo de la muralla de la playa. Granada se encontraba justo dentro del límite del radio de alcance de Mathilda. Siguió el consejo de Ella Carmichael y metió el ordenador, Dimensions in Mathematics, algunas pertenencias personales y una muda en una bolsa de nailon que dejó en el suelo, junto a la cama. Luego bajó al bar y cenó pescado, que acompañó con una botella de Carib.

El único acontecimiento digno de mención fue que el doctor Forbes -que se hallaba ahora en la barra del bar y vestido esta vez con un polo claro, pantalones cortos y unas deportivas- le hacía a Ella Carmichael preguntas sobre las últimas noticias de Mathilda. No parecía preocupado. Llevaba en el cuello una cadena de oro con una cruz y presentaba un aspecto fresco y atractivo.

Tras el infructuoso paseo por Saint George's de ese día, Lisbeth Salander estaba agotada. Después de cenar salió a dar una vuelta, pero hacía mucho viento y la temperatura había bajado considerablemente. En su lugar, subió a su habitación y se metió entre las sábanas a eso de las nueve. El viento silbaba al otro lado de la ventana. Tenía pensado leer un rato pero se durmió en seguida.

Lisbeth se despertó de un sobresalto provocado por un gran estruendo. Consultó su reloj: las once y cuarto de la noche. Se levantó de la cama y, tambaleándose, se acercó a la puerta del balcón y la abrió. Las fuertes ráfagas de aire la golpearon y la hicieron retroceder. Se apoyó contra el marco de la puerta. Con sumo cuidado dio un paso, se asomó al balcón y miró al exterior.

Alrededor de la piscina, algunos farolillos oscilaban de un lado para otro creando un dramático juego de sombras en el patio. Se percató de que varios clientes del hotel se habían despertado y se hallaban junto a la entrada de la muralla, con la vista puesta en la playa. Otros se encontraban en las inmediaciones del bar. Al mirar hacia el norte pudo divisar las luces de Saint George's. El cielo estaba cubierto de nubes pero no llovía. La oscuridad reinante no le permitía ver el mar, pero el rumor de las olas era mucho más alto de lo normal. La temperatura había bajado aún más. Por primera vez desde que había llegado al Caribe estaba tiritando de frío.

Mientras estaba en el balcón alguien aporreó la puerta. Se envolvió en una sábana y abrió. Freddy McBain mostraba un semblante serio.

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