Ruth miró a Hannah, y ésta desvió la vista. Harry y Eddie estaban junto a la puerta de la cocina, admirando el montón de leña
– ¿Estás bien? -preguntó Ruth a su amiga
– Sí. Eddie acaba de pedirme que viva con él, sólo que no me lo decía en ese sentido. Sólo quería que compartiéramos casa -añadió Hannah
– Qué raro -observó Ruth
– Sí, no sabes de la misa la mitad -replicó Hannah, y besó de nuevo a Graham
El niño le pesaba en los brazos, pues no estaba acostumbrada a cargar con un pequeño de cuatro años. Se volvió hacia la casa para ir en busca de su cuarto, darse una ducha o un baño y entregarse a su recuerdo más reciente de cómo era el amor… por si algún día ella lo encontraba
Pero Hannah sabía que jamás iba a encontrarlo