Cuando, por fin, quedamos solos con Patricia, era el amanecer. Todavía, antes de echarme a dormir, redacté un borrador de la carta explicando a los peruanos por qué renunciaría a disputar la segunda vuelta y exhortando a los votantes del Frente a apoyar a Fujimori en su gestión presidencial. Esperaba mostrársela a mi adversario al día siguiente como señuelo que lo animara a aceptar un acuerdo que permitiera salvar algunos puntos de ese programa para cambiar al Perú en libertad.