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Comprendía, como en una iluminación, que la mejor manera de apurar aquel trago de angustia consistía en centrarme en ideas positivas sobre el futuro que me conducirían, como un puente, al otro lado del abismo próximo que me espantaba, el de mi propia e inmediata soledad. Y entonces se me vino a la cabeza una estupidez que leí en un libro de autoayuda: que el carácter de caligrafía chino para la palabra crisis resulta de una combinación de los caracteres «peligro» y «oportunidad». Una estupidez, porque cuando se lo comenté a Susana, la hija de la dueña del chino todo a cien de la esquina (Susana es el nombre español, el chino no lo sé transcribir, es algo así como Chun suán), que habla y escribe español y cantones perfectamente, me dijo que era la primera vez que oía algo así, pero que de todas formas en la escritura china hay casi cincuenta mil signos caligráficos y, probablemente, muchas formas de escribir crisis. En cualquier caso, la idea se me quedó, y para traducirla a mi idioma, que se escribe con un alfabeto y no con signos conceptuales, pensé en aplicar una máxima que solía repetir mi madre cuando hablaba de los tiempos de posguerra: lo que no te mata, te hace más fuerte.

2. ESTE VALLE DE LÁGRIMAS

Menuda invención son las madres. Espantapájaros, muñecos de cera para que les clavemos agujas, simples gráficos. Les negamos una existencia propia, las adaptamos a nuestros antojos: a nuestra propia hambre, a nuestros propios deseos, a nuestras propias deficiencias. Como he sido madre, lo sé.

Margaret Atwood,

El asesino ciego

Pancreatitis: La pancreatitis aguda es una inflamación brusca, causada por el daño que se produce en el propio páncreas por la activación prematura de las sustancias que éste produce para la digestión. La pancreatitis aguda se manifiesta con la aparición de un fuerte dolor de vientre. Además del dolor, el enfermo suele encontrarse muy afectado en su estado general y puede tener náuseas y vómitos.

Las dos causas más frecuentes de la pancreatitis aguda son las piedras en la vesícula de la bilis y el alcoholismo. Se cree que cuando la causa son los cálculos, la inflamación se produce si alguno de éstos se escapa de la vesícula y viaja por un conducto denominado colédoco hasta atascarse en la desembocadura del intestino. Como muchas veces el conducto principal del páncreas desemboca en el mismo sitio que el colédoco, la piedra es capaz de iniciar la inflamación del páncreas.

Otras causas más raras de pancreatitis aguda pueden ser, entre otros motivos: virus, medicamentos, alteraciones congénitas de los conductos del páncreas, obstrucciones de la desembocadura del conducto de Virsung por motivo distinto que un cálculo, aumento mantenido de calcio en sangre (hipercalcemia), falta de riego en el páncreas, golpes en el abdomen por accidentes y algunas intervenciones quirúrgicas… Entre un diez por ciento y un veinticinco por ciento de las pancreatitis agudas pueden ser de origen no conocido (pancreatitis aguda idiopática).

En el veinte por ciento de los casos las pancreatitis agudas son graves. Esto se debe a que el páncreas se destruye en un proceso que se llama necrosis. La necrosis facilita que el organismo tenga una fuerte reacción generalizada que puede provocar el fallo de sus órganos y funciones más vitales (riñón, pulmón, corazón…). Si además se infecta la necrosis, el proceso se agrava todavía más.

Fallecen entre el dos y el cinco por ciento de todos los pacientes con pancreatitis. Los casos de muerte se dan en los supuestos más graves, que son aquellos afectados altamente por la necrosis, sobre todo si se acompaña de infección de la misma. La causa de muerte suele deberse, como ya se ha dicho, al fallo de funciones y órganos vitales o fallo multiorgánico.

Enciclopedia Médica y Psicológica de la Familia

22 de octubre.

Mi madre, tu abuela, ingresó en urgencias con una crisis de vómitos y quejándose de un dolor abdominal agudo. Lo que en principio se tomó por simple gastroenteritis acabó resultando ser una pancreatitis aguda recidiva. Lo de recidiva significa, me acabo de enterar, que no es la primera. Al parecer, mi madre ya había tenido varios episodios de pancreatitis previos, pero yo no tenía ni idea.

Los médicos nos explicaron que es muy posible que no se hubiera podido diagnosticar entonces la existencia de pequeños cálculos de la vesícula no visibles en la ecografía, y nos hablaron de que había surgido un montón de complicaciones colaterales a la pancreatitis: derrame pericárdico, absceso mediastínico, disminución de los campos pulmonares, oliguria prerrenal, hemorragia digestiva… términos que nos sonaban a chino y a los médicos a noventa por ciento de riesgo de mortalidad.

La trasladaron a la UVI el domingo por la mañana después de una intervención de emergencia para eliminar un cálculo atascado e intentar limpiar lo más posible la zona del páncreas, que se había necrosado, y sus inmediaciones.

Dicen que es un milagro que haya sobrevivido a la operación teniendo en cuenta su edad y patología, y que ahora el peligro más grave lo supone la infección mediastínica que ha sobrevenido. Más o menos en cinco días debería saberse si la batalla la gana la infección o su sistema inmuno-defensivo, aunque esta estimación es siempre aproximada. La salud de tu abuela lleva años siendo mala así que, en cierto modo, estábamos preparados a pesar de que nadie está preparado nunca para algo como esto.

Sólo nos dejan verla media hora al día. Eso sí, nos hacen esperar una hora o más en la sala de espera de la UVI antes de que lleguen los muy postergados treinta minutos de visita. Está entubada e inconsciente, así que nuestra presencia es más simbólica que otra cosa. Mi padre está convencido de que puede oírnos, por eso le hablamos todo el rato. Yo no sé si semejante convicción responde más al deseo de mi padre que a la realidad, aunque por si acaso procuro hablarle en el tono más animado posible, teniendo en cuenta lo difícil que resulta hablar en tales circunstancias y que nunca sé qué contarle, puesto que durante años nuestra comunicación ha sido de lo más superficial. Por eso sólo le hablo de ti.

Te copio un e-mail que he recibido de Alicante:

«Sé por experiencia personal (me tiré mucho, muchísimo tiempo en una UVI) que cuando los demás creen que estás dormido y sin sentido tú sientes algo. Yo sentía cómo la gente entraba y salía, y aunque de una forma difícil de definir, podía escuchar a los que hablaban. De hecho, aunque durante mucho tiempo no pude reconocer a nadie, yo supe siempre que estaban allí, así que haz caso a tu padre y háblate, no muestres pena e intenta que no se sienta como si fuese algo terrible. Te lo repito, mi experiencia avala lo que digo.

»Besos,

Jaume»

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