Литмир - Электронная Библиотека
A
A

Yo miraba a Oriol, estaba pendiente de sus comentarios, de su reacción a las tonterías de su primo, de su sonrisa que asomaba continuamente ora mirándome a mí o a Luis, de su risa, a veces ruidosa, que lucía bellos dientes. Era cierto que sus gestos se podían interpretar como amanerados en alguna ocasión, pero yo no podía evitar sentir en mi estómago algo muy especial cuando nuestras miradas se encontraban demorándose, sintiendo placer, al explorar los otros ojos.

Decidimos dar un paseo antes de acostarnos y Luis dijo que tenía que subir un momento a su habitación.

Me encontré andando con Oriol hacia la puerta y crucé resuelta el umbral, excusando mi mala conciencia por no esperar a nuestro compañero con un:

– La isla es pequeña, ya nos encontrará.

67
{"b":"87676","o":1}