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Me quedé boquiabierta.

– ¿Sabes que intentaron robarla? -le interrogué.

Luis negó con la cabeza y tuve que contarle la historia. Me dijo que había estado indagando desde que recibió la convocatoria para la segunda lectura del testamento. No, no me revelaría sus fuentes, pero estaba seguro de que mi tabla era clave para encontrar el tesoro.

– ¿Dónde se suicidó? -quise saber cuando me di cuenta de que no le podía sacar más información.

– En su piso del paseo de Gracia.

– ¿Y qué dice Alicia sobre eso? Ella es su supuesta esposa.

– No me fío de lo que ella pueda decir.

– ¿Por qué?

– No me gusta esa mujer. Siempre esconde algo. Quiere controlarlo todo, dominar a todos. Ve con cuidado con ella. Mucho cuidado. Creo que pertenece a una secta.

Me pregunté si sería casual que mi madre me hubiera advertido casi en los mismos términos con respecto a Alicia antes de salir de casa. Me pidió que la evitara.

Eso me hacía desear, aún más, encontrarme con ella.

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