A Jennifer Karas, por ser una amiga estupenda, una partidaria ferviente, y volver a poner la pelota en juego cuando hacía falta. A Karen Spiegel, mi mayor fan en la costa Oeste, que haya muchas grandes películas y pequeñas estatuillas en tu futuro. A Jim y Everne Spiegel, por todo el apoyo y aliento.
A Aaron Priest, el hombre que me sacó de la oscuridad, mi amigo y agente de por vida, y encima un tipo encantador. Y a su ayudante, Lisa Vance, que respondió con diligencia a cada una de mis preguntas, por descabelladas que fueran. Y a la editora de Priest Agency, Frances Jalet-Miller, cuyas observaciones y meditados comentarios me hicieron profundizar en los personajes y de paso mejorar el libro.
A mi editora, Maureen Egen, por convertir mi primera experiencia como escritor en algo tan indoloro y gratificante. Y a Larry Kirshbaum que vio algo en estas páginas y cambió mi vida para siempre.
A Steven Wilmsen, un colega escritor, que sabe muy bien lo difícil que es, y que en todo momento me dio buenos consejos y todo elaliento del mundo. Muchas gracias, amigo mío.
A Steve y Mary Jennings, por los consejos técnicos, la documentación, y por ser los mejores amigos que cualquiera puede desear.
A Richard Marvin y Joe Barry, por la asesoría técnica en sistemasde seguridad.
Y a Art, Lynette, Ronni, Scott y Randy por todo su afecto y apoyo. Aquí, las palabras ya me fallan.
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