D on de Yavé son los hijos: es merced suya el fruto del vientre. Lo que las saetas en la mano del guerrero, eso son los hijos de la flor de los años. ¡Bienaventurados los que de ellos tienen llena su aljaba! ¡Qué bonito! Pero luego la que andaba todo el día de Dios como un zarandillo era yo. No es por nada, Mario, pero algún día te darás cuenta de lo poco que me has ayudado en la educación de los niños, que Antonio, que es un gran pedagogo, lo dice, ya ves, que cuando el padre se inhibe, los hijos lo notan, qué cosa, que pueden ser como cojos pero por dentro, ¿comprendes?, tarados o eso. Claro en este punto, no es ninguna novedad, los malos ratos para la madre; que los hombres sois todos unos egoístas, ya se sabe, que ni cortados por el mismo patrón, pero si hay uno que se lleve la palma a este respecto, ése eres tú, Mario, cariño y perdona mi franqueza. ¡Hay que ver!, se te metió entre ceja y ceja que las niñas estudiaran y ahí las tienes, contra viento y marea, la pobre Menchu, y no te hagas el tonto que sabes de sobra que las niñas que estudian, a la larga, unos marimachos. En cambio, con los niños, muy bonito, otra medida, mira tú que bien, y si no quieren estudiar que trabajen con las manos. Pero ¿es que estás en tus cabales, Mario? ¿Te imaginas a un Sotillo en mono? Que me aspen si te entiendo, hijo, pero la verdad es que tienes unos gustos que merecen palos, que la vocación es muy respetable, de acuerdo, pero hay vocaciones para pobres y vocaciones para gente bien, cada uno en su clase, creo yo, que a este paso, a la vuelta de un par de años, el mundo al revés, los pobres de ingenieros y la gente pudiente arreglando los plomos de la luz, fíjate qué gracia. Pero para las niñas no hay vocación que valga, la ley del embudo, como yo digo, eso no rige, y si tienen vocación de madres, lo más noble que puede haber, que se aguanten y al Instituto, por la sencilla razón de que las niñas no pueden ser ignorantes, qué menos que el bachiller, que me herías en lo más vivo, Mario, por si te interesa saberlo, que yo no soy bachiller y a ti te consta, pero el caso era quitarme la autoridad delante de mis hijos, que ésa es una cosa que no podré perdonarte, cariño, por mil años que viva, porque si hay algo aborrecible en este mundo es eso, echar a los hijos contra la madre, tarea de diablos, así como suena, y eso es lo que has estado haciendo tú día tras día y año tras año, con una constancia digna de mejor causa. Y, luego, en vez de apoyarme cuando les decía que se limpiaran los zapatos al entrar en casa y que aprendieran a manejar los cubiertos de pescado, me salías por peteneras de que lo que debían hacer era leer y que Alvarito era muy raro y que marcharse solo al campo a prender una seq Figure \* Arabic \r0 \h0hoguera era un desvarío y otro desvarío su obsesión con la muerte y con las estrellas, tonterías, que lo que le pasa a Álvaro es que tiene vocación de boyescut, o como se diga eso, que yo de idiomas, ni pun, ya lo sabes, pero ¿a qué ton al médico? Álvaro es un chico corriente, Mario, cualquiera que te oiga, y te pones a ver y más me preocupan a mí otras cosas, mira Borja, vaya salida, ¿sabes lo que me dijo ayer y le salió del alma, que no es que sea broma? Pues va y me dice, pero con todas las de la ley, ¿eh?, "yo quiero que se muera papá todos los días para no ir al colegio", ¿qué te parece?, le pegué una paliza de muerte, créeme, que son seis añitos, ya lo comprendo, pero yo a esa edad sentía veneración por papá, ya ves tú, que me dicen que le ha pasado algo y me muero, que lo primero, en cuanto aprendí a leer, era buscar su firma en el ABC, pero todos los días, ¿eh?, como costumbre, que cada vez que la encontraba, de ciento en viento, natural, mamá, "papá es un gran escritor, nena", que yo, para qué quería más, toda orgullosa, pero un orgullo sano, nada de pecaminoso, no te pienses lo que no es, y llegar al colegio y plantárselo a mis amigas era todo uno, que ellas rabiaban porque sus padres no escribían en los periódicos y yo, figúrate, feliz. Respeto y admiración por los padres es lo primero que hay que inculcar en los hijos, Mario, y esto no se consigue sino con autoridad, que siendo blando con ellos te crees que les haces un favor, y a la larga, todo lo contrario, ahí tienes el caso de Borja, con eso de que no se arrancaba y se ponía tieso al llorar, que ya se destiesará, que se te caía la baba con él, cuanta pamplina, que a la misma Doro la chocó, ya ves, "su papá es ciego por ese chico", nada más entrar, que con los hijos no se pueden hacer diferencias, todos iguales, ya me ves a mí, ni uno ni otro, ¡sólo faltaría!, que lo de Aran es distinto, no crece esa cría, ya sé que es la chiquitina, pero está muy baja para la edad que tiene, Mario, que sale a la tía Charo, y me horroriza, te lo digo como lo siento, que tu hermana es como un botijito, de atractivos, nada, que como buena, un pan bendito, eso ya lo sé, pero si una muchacha desangelada no es buena, ¿quieres decirme qué le queda? "Las santas feas no tienen ningún mérito y, por tanto, no son tales santas", solía decir mamá con mucha gracia, y es cierto, Mario, tú dirás, que a mamá a ingeniosa no la ganaba nadie, yo recuerdo de chica, las visitas con la boca abierta, siempre ella la voz cantante, que a mí me recuerda a Valen, que se tiran un aire, fíjate, aunque mamá, si quieres, un poco más llenita, que eran otros tiempos. Se me saltan las lágrimas sólo de pensar lo mal que lo pasó con lo de Julia, que si hay alguien a quien no le pegara una cosa así, era a mamá, te lo digo en serio, tan recta, tan ponderada, tuvo que sufrir horrores, ¡con decirte que no volvió a probar los dulces! No es porque yo lo diga, pero señoras-señoras como mamá van quedando cada día menos, que ya comprendo que antes el servicio era más fácil, dónde va a parar, con veinte duros, y peco de larga, estabas arreglada, pero con todo, que esa es otra conquista de "El Correo" de la que os sentiréis orgullosos, dichoso "Correo" que no sabe más que calentar la cabeza de los pobres y ya estás viendo los resultados, mil quinientas pesetas una criada, que yo no sé dónde vamos a llegar, Mario, que estas mujeronas están destrozando la vida de familia, que ya no las hay y las que quedan, ¡válgame Dios!, tú dirás en qué se diferencian,de las señoritas, los bares, los pantalones y si van al cine, a butaca, hijo, como señoras, que a veces me da por pensar que éstas son las señales del fin del mundo y me dan escalofríos, te lo prometo, que todo está ahora patas arriba, Mario, y a las señoras nos toca arrimar el hombro que es el no parar. Y tú, todavía, que me quejo; demasiado poco, zascandil, que no os dais cuenta, que los hombres me hacéis gracia, "hay que simplificar" y agarráis un día la escoba o sacáis de paseo a los niños y os creéis que habéis hecho algo, unos héroes, ya ves, que yo recuerdo tú, cuando la depresión o eso, cuando lo del expediente y lo de Solórzano, aquellos líos, venga de llorar, a cada paso, pero por nada, y qué hipo, madre, "¿te duele algo? ¿Tienes fiebre?", preocupada, a ver, que tú "sólo siento asco y miedo", que también es salida, "y ¿de qué tienes miedo, cariño?", "no lo sé, eso es lo malo", ¿qué te parece?, en cambio yo me quejaba de vicio, mis ascos no contaban, unos egoístas, que eso es lo que sois los hombres, y encima el Moyano dándote alas, que si te metías la chaqueta del pijama por el pantalón, una patochada, tú me dirás, y tú que sí, y él a reír, y que neurótico entonces. Para mí que lo que buscabas era que yo no te armara una polca por lo del expediente, que el caso era darte importancia, que ya llovía sobre mojado, hijo, que cuando te metiste con la Inquisición ya te llamaron al orden y el propio Antonio en su despacho te dijo cuatro verdades, porque lo que no se puede, Mario, es querer enmendar la plana al Todopoderoso, que tú si no estás despellejando a alguien o a algo parece como que no estuvieras a gusto, qué manía la tuya, que me sacas de quicio. ¿Es que también era mala la Inquisición, botarate? Con la mano en el corazón, ¿es que crees que una poquita de Inquisición no nos vendría al pelo en las presentes circunstancias? Desengáñate de una vez, Mario, el mundo necesita autoridad y mano dura, que algunos hombres os creéis que sólo por eso, sólo por el mero hecho de ser hombres, ya se terminó la disciplina de la escuela y estáis pero que muy equivocados, es preciso callar y obedecer, siempre, toda la vida, a ojos cerrados, que buena perra habéis cogido ahora con el diálogo, ¡Virgen santa!, que no habláis de otra cosa, parece que no hubiera problema más apremiante en el mundo, con que si antes no podías preguntar y ahora preguntas pero no te responden, que para el caso es lo mismo, que el diálogo se va a paseo. Como el otro, el bebé ese del Aróstegui, que mejor andaría jugando con el aro, como yo digo, que libertad de expresión, ¿puede saberse para qué la quiere? ¿Quieres decirme qué pasaría si a todos nos dejaran chillar y cada cual chillara lo que le viniera en gana? Que no, Mario, que pedís imposibles, un gallinero, eso, una casa de locos, que por muchas vueltas que le des, la Inquisición era bien buena porque nos obligaba a todos a pensar en bueno, o sea en cristiano, ya lo ves en España, todos católicos y católicos a machamartillo, que hay que ver qué devoción, no como esos extranjerotes que ni se arrodillan para comulgar ni nada, que yo sacerdote, y no hablo por hablar, pediría al gobierno que los expulsase de España, date cuenta, que no vienen aquí más que a enseñar las pantorras y a escandalizar. Todo esto de las playas y el turismo, por mucho que tú digas, está organizado por la Masonería y el Comunismo, Mario, para debilitar nuestras reservas morales y, ¡zas!, deshacernos de un zarpazo y tú, metiéndote con la Inquisición y todas las cosas buenas, que me haces gracia, que con esas historias de que los métodos de la Inquisición no eran cristianos, les estás haciendo el caldo gordo, y no digo por mala fe, que no llego a tanto, pero sí por simpleza, Mario, que es muy discutible eso de que matar a un hombre por no querer traicionar su conciencia no es cristiano, porque, en resumidas cuentas, ¿puedes decirme si cogeríamos un solo grano de trigo si previamente no eliminásemos la cizaña? Anda, contesta, que es muy fácil hablar, querido, pero vamos a lo práctico, que a la cizaña, convéncete, hay que cortarla de raíz, hasta el exterminio, pues aviados estaríamos si no. Amor, amor, dale con el amor, qué sabrá de amor un hombre que la noche de bodas se da media vuelta y si te he visto no me acuerdo, que una humillación así no la olvidaré por mil años que viva, cariño, y perdona mi franqueza, que ahora lo que vais a pretender es que por amor a la cizaña dejemos perder el trigo, cuando lo que hay que amar es al trigo, botarate, y por amor a él arrancar la cizaña y quemarla luego, aunque nos duela. Una poquita de Inquisición nos está haciendo buena falta, créeme, yo lo pienso muchísimas veces, que si la bomba atómica esa la perfeccionasen de tal modo que pudiera distinguir, que ya sé que es una bobada, pero bueno, y matase sólo a los que no tienen principios, el mundo quedaría como una balsa de aceite, ni más ni menos, ni menos ni más. Pero ya sé que por un oído te entra y por otro te sale, figúrate si te conoceré, si nunca me has hecho caso, Mario, cariño, jamás de los jamases, ni siquiera cuando te advertía que eran días malos, tú a lo tuyo, "no mezclemos las matemáticas en esto", "no seamos mezquinos con Dios", dale, claro que yo como un palo, a ver qué esperabas, encima, y que digas que Dios nos ha tenido de su mano, que no soy de tener muchos hijos, por lo que sea, que si yo soy una de esas artesanas conejas que los echan a pares, para qué te voy a contar. Siempre fuiste muy tuyo, calamidad, tú y sólo tú, ya lo ves, ni a Antonio le hiciste caso cuando te llamó al orden, que no es decir que hay esta razón o la otra, nada, cabezonadas, que el expediente te lo ganaste a pulso, hijo, y si no te dejaron en la callé fue por verdadero milagro, que aún me duelen las rodillas de rezar, no creas que es mentira, que se me deformaron y todo. Y no me vengas con que Antonio, que Antonio, lo mires por donde lo mires, no podía hacer otra cosa, Mario, que él, mal que te pese, te había llamado al orden anteriormente, no lo negarás, y si un alumno seq Figure \* Arabic \r0 \h0fue a quejarse, cosa que aquí, para ínter nos, no me choca nada, a él no le quedaba otro remedio que dar cuenta a Madrid. En sustancia, lo que te he dicho mil veces, que vosotros os creéis que esto es un circo donde cada cual puede hacer lo que le dé la gana y estáis muy equivocados, aquí igual que en casa, la misma cosa, con la salvedad de que en lugar de los padres es la autoridad, pero siempre debe haber uno que diga esto se hace y esto no se hace y ahora todo el mundo a callar y a obedecer, únicamente así pueden marchar las cosas. Ya le oyes a papá, cuando la República un guirigay, no había quien se entendiese, que ¿por qué?, hijo mío no seas cerril, pues porque no había autoridad, que para que te hagas una idea, es lo mismo que si un día les decimos a Mario, Menchu, Álvaro, Borja y Aran, hala, comer lo que queráis, chillar a vuestro antojo, acostaros a la hora que os dé la gana, sois los amos de la casa, mandáis lo mismo que papá y mamá, ¿imaginas el desbarajuste? Si es de sentido común, Mario, no hacen falta unas luces especiales para comprenderlo, ya ves Higinio Oyarzun el otro día, "para que un país marche, disciplina cuartelera", que ya sé que Oyarzun no es santo de tu devoción, pero el mismo Antonio, tanto que dices, que tú te piensas que él disfrutó, ni hablar, pasó unos días malísimos, me consta, por Valen, si lo quieres saber, si hasta vino a verme, "me duele más que hacérmelo a mí mismo, Carmen", me decía, dime si no es de agradecer una cosa así, que, por otra parte, te pones a ver, y más razón que un santo que lo que dijiste no era para menos, al demonio se le ocurre, que si no es un sacrilegio poco le faltará, ya ves tú, que se os calienta la boca y ya no sabéis lo que decís. Y todavía da gracias a Vicente, que a Valen la dices que ruede por nosotros y rueda, ya la conoces, que si te ponen otro instructor o como se diga, vas arreglado, pero Valen es un encanto, ¡yo la quiero…! Y que es una mujer que está en todo, no me digas, hasta de álgebra entiende, que no la va, fíjate, eso sí, una vez por semana a Madrid a que la limpien el cutis, que así tiene ella el cutis que tiene, ¡una maravilla!, yo la quiero horrores, dices tú, ¡claro que se la nota!, nadie sabe la porquería que puede almacenar el cutis hasta que no se limpia una vez, ¡de no creerlo!